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Nueva mirada al cine imperfecto



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Título: Nueva mirada al cine imperfecto

Como un tributo al aniversario 51 del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematograficos (ICAIC), se presentó el libro A cuarenta años de Por un cine imperfecto, una compilación del especialista de la Cinemateca de Cuba Mario Naito López, en el Centro Cultural Cinematografico Fresa y Chocolate.



El volumen recoge el texto teórico Por un cine imperfecto de Julio García Espinosa, ademas de reflexiones realizadas por su autor veinticinco años después y algunos juicios sobre esas revolucionarias ideas, expresados por destacadas personalidades del séptimo arte como Fernando Birri, Paul Leduc, Enrique Pineda Barnet y Frank Padrón.




El ensayo escrito por García Espinosa en 1969 se considera uno de los mas lúcidos e innovadores manifiestos acerca del pensamiento cinematografico aparecidos en nuestro continente, “un llamado a la libertad absoluta de creación, dentro de un campo de lucha asumido como propio por las izquierdas”, según expresó ManuelHerrera, director de la Cinemateca.
El término “cine imperfecto”, el cual despertó muchas polémicas entre los intelectuales desde hace cuarenta años, no quiere decir cine carente de ideas o calidad artística sino de pocos recursos económicos, acotó Herrera.
Para el realizador cubano Francisco López Sacha, el texto de Julio toma el lenguaje coloquial y hace un tratado de estética en el cual aborda asuntos mas graves que el propio tema desarrollado.


Asimismo, el crítico y ensayista Víctor Fowler resaltó la vigencia del documento al manifestar que con el abaratamiento de las técnicas de producción en formato digital, la Internet y la fuerza mayor de la sociedad civil en América Latina, adquieren su verdadero sentido estas frases que entonces confundieron a tantos.
Julio García Espinosa recibió el Premio Nacional de Cine en 2004 y ha dirigido cintas emblematicas de nuestra cinematografía como Cuba baila, El joven rebelde y Aventuras de Juan Quinquín. Ademas, presidió el ICAIC y el Festival del
Unos años más tarde se sorprendió a un viejo y encantador habitual del departamento de moluscos («un caballero muy distinguido», me dijeron), introduciendo valiosas conchas marinas en las patas huecas de su andador. -No creo que haya nada aquí que no codicie alguien en algún sitio-me explicó Richard Fortey con aire pensativo, mientras me guiaba por ese mundo seductor que es la parte oculta del museo.

Recorrimos muchos departamentos, donde había gente sentada a grandes mesas haciendo tareas de investigación que exigían intensa concentración con artrópodos, hojas de palma y cajas de huesos amarillentos. Había por todas partes un ambiente de meticulosidad pausada, de gente consagrada a una tarea gigante que nunca podía llegar a terminarse y en la que tampoco había que precipitarse. Yo había leído que el museo había publicado en 1967 su informe sobre la expedición de John Murray, una investigación que se había hecho en el océano Índico, cuarenta y cinco años después de que la expedición hubiese concluido. Se trata de un mundo en el que las cosas se mueven a su propio ritmo, incluido un pequeño ascensor que Fortey y yo compartimos con un anciano con aspecto de científico, con el que Fortey charló cordial y familiarmente mientras subíamos a una velocidad parecida a la de los sedimentos cuando se asientan.

Después de que el hombre se fue, Fortey me dijo: Es un tipo muy agradable que se llama Norman y que se ha pasado cuarenta y dos años estudiando una especie vegetal, el hipericón. Se jubiló en 1989, pero sigue viniendo todas las semanas.

sCómo puedes pasarte cuarenta y dos años con una especie vegetal? -pregunté.

Es tremendo, sverdad? -coincidió Fortey; se quedó un momento pensando y añadió-: Parece ser que es una persona muy concienzuda.

La puerta delascensor se abrió revelando una salida tapiada con ladrillos. Fortey pareció sorprenderse: -Qué raro -dijo-. Ahí detrás era donde estaba Botánica… Pulsó el botón de otro piso y acabamos encontrando el camino que nos llevaría a Botánica, a través de unas escaleras que había al fondo y de un discreto recorrido por más departamentos donde había investigadores trabajando amorosamente con objetos que, en otros tiempos, habían estado vivos. Y así fue como fui presentado a Len Ellis y al silencioso mundo de los briofitos… musgos para el resto de nosotros.

Cuando Emerson comentó poéticamente que los musgos prefieren el lado norte de los árboles («El musgo sobre la corteza del bosque era la Estrella Polar en las noches oscuras») se refería en realidad a los líquenes, ya que en el siglo XIX no se distinguía entre unos y otros. A los auténticos musgos no les importa crecer en un sitio u otro, así que no sirven como brújulas naturales. En realidad, los musgos no sirven para nada. «Puede que no haya ningún gran grupo de plantas que tenga tan pocos usos, comerciales o económicos, como los musgos», escribió Henry S. Conard, tal vez con una pizca de tristeza, en How to Know the Mosses and Liverworts [Cómo reconocer los musgos buenos para el hígado], publicado en 1956 y que aún se puede encontrar en muchas estanterías de bibliotecas como casi la única tentativa de popularizar el tema.

Son, sin embargo, prolíficos. Incluso prescindiendo de los líquenes, el reino de las briofitas es populoso, con más de10.000 especies distribuidas en unos 700 géneros. El grueso e imponente Moss of Britain and Ireland [Musgos de Inglaterra e Irlanda] de A. J. E. Smith tiene 700 páginas, e Inglaterra e Irlanda no son países que sobresalgan por sus musgos, ni mucho menos.

En los trópicos encuentras la variedad4 -me explicó Len Ellis.

Es un hombre enjuto y calmoso, que lleva veintisiete años en el Museo de Historia Natural y que es conservador del departamento desde 1990.

En un sitio como la selva tropical de Malasia, puedes salir y encontrar nuevas variedades con relativa facilidad. Yo mismo lo hice hace poco.

Bajé la vista y había una especie que nunca había sido registrada. -sAsí que no sabemos cuántas especies hay aún por descubrir? -Oh, no. Ni idea.

Puede que te parezca increíble que haya tanta gente en el
Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.


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