Consultar ensayos de calidad


Augusto pinochet - Violencia, derecho y vida



Rodrigo Karmy Bolton
¿Qué es “Pinochet”?
(Violencia, derecho y vida)

Resumen | Índice | Plano | Texto | Bibliografía | Notas | Cita | Autor
Resúmenes

English Español

La pregunta “¿Qué es Pinochet?” pretende interrogar la historia política reciente de Chile.
Mas no tanto en su dimensión historiografica, sino desde una lectura filosófico-política. Hipótesis central del ensayo es que Pinochet es la relación política originaria de la República de Chile y, por ello, su “verdad” mas esencial. Asimismo, el texto surge como una doble interpelación: por un lado a las declaraciones de F. Javier Cuadra dadas a la salida del funeral del dictador en la Escuela Militar y, por otro, a la Concertación de partidos por la democracia que, precisamente, a la luz de su rechazo a rendirle funerales de Estado, parecen profundizarlo en su seno. Parece que nadie esta fuera de Pinochet (sea afirmandolo o negandolo). Esta doble interpelación obedece, en último término, a la doble naturaleza del poder moderno que da luz y opera en la República de Chile.


Inicio de pagina
Entradas del índice

Mots clés :Pinochet
Keywords :biopolitic, Sovereignity, violence.
Geografico :Chile
Palabras claves :biopolítica, Soberanía, vio
lencia.
Inicio de pagina
Plano

1.- Introducción
2.- El “fantasme”
3.- Kafkiano
Escolio
4.- Tradición democratica
Escolio.
Violencia y orden jurídico
Inicio de pagina
Texto integral

PDFSeñalar este documento
“Venid a ver la sangre por las calles, venid a ver la sangre por las calles, venid a ver la sangre porlas calles!
Pablo Neruda, “España en el Corazón”.
Introducción

1 A Mauro y Yuzo que, en medio de una quebrada, me dieron la buena nueva y a Simone que siempre me su ()
1De Pinochet se ha dicho mucho y, sin embargo, es posible que aún no se haya advertido lo esencial1. En principio, es preciso señalar que no habra que pensar “sobre” Pinochet, sino mas bien, “desde” aquello que nos deja. Y bien, ¿que es lo que Pinochet nos deja, sino el mas extremo abismo de una República? ¿Y si Pinochet no fuera una “anomalía” a la supuesta “larga tradición democratica” sino mas bien su verdad mas esencial?

2El presente escrito surge a propósito de una declaración efectuada momentos después del funeral del dictador, por el actual “profesor de derecho” y ex-ministro del interior de la dictadura, Sr. Francisco Javier Cuadra. En efecto, Cuadra –apresurado por las constantes y desordenadas preguntas de los periodistas en torno a la mentada “obra” del fallecido militar- respondió, según él, como “profesor de derecho”: “() la dictadura es una institución romana y, como tal, la considero a veces necesaria.” Lo decisivo de esta declaración es que Cuadra, en una operación del todo mítica, anexa, sin mas, la violencia con el derecho, otorgandole a la primera el estatuto jurídico decisivo que permite, pues, “justificarla” a la luz de una “necesidad”.

3Es precisamente ésta operación la que en 1922, y en explícita oposición a H. Kelsen, efectuó el jurista aleman C. Schmitt, epígono de la tradición reaccionaria del Derecho, en su libro “Teología Política”.Después de definir que “soberano es quien decide sobre el estado de excepción” Schmitt señala

2 Schmitt, Carl, Teología Política, Buenos Aires, Ed Struhart y Cía., 2005, pag 25.
El decide si el caso propuesto es o no de necesidad y qué conviene hacer para dominar la situación ()”2.

3 Schmitt, Carl, La Dictadura, Madrid, Ed Alianza, 1999, pag 193.
4Se advierte, entonces, el caracter del poder soberano: actúa en virtud de la “necesidad” pero, él mismo “decide” a su respecto, pues, la “necesidad” –es decir, lo que no puede ser de otro modo- no es sino la figura ontológica de la soberanía. Por ello, una dictadura adopta un caracter “necesario” sólo en virtud del propio soberano que la declara como tal. “Necesidad”, en el tono del “profesor de derecho” supone, ante todo, legitimidad y, como tal, exhibe a una violencia inmediatamente anudada al derecho, es decir, una violencia que es, a su vez, fundamento jurídico y que Schmitt ya designaba como “poder constituyente”: “Mientras esté reconocido el pouvoir constituant, siempre existe un mínimo de constitución” 3–dice Schmitt, distinguiendo, a esta luz, la “dictadura comisarial” de la “dictadura soberana”. La dictadura “comisarial” se diferencia de la dictadura “soberana” en que la primera, siendo parte de la institucionalidad romana, ha de actuar en caso de emergencia y luego entregar el poder a los civiles; la segunda, en cambio, ha de fundar un nuevo orden jurídico. Para Schmitt –fuente del gesto de Cuadra-, no obstante sus diferencias histórico-jurídicas, ambas instituyen una solución decontinuidad de la violencia con el derecho: la primera en tanto adopta la forma de una suspensión temporal del derecho, la segunda, en tanto funda un nuevo derecho pues, como tal, el poder constituyente contiene, un “mínimo de constitución”.

4 Jaime Guzman Errazuriz fue uno de los principales asesores jurídico-políticos de la dictadura milit ()
5A esta luz, ha sido Renato Cristi quien ha mostrado la estrecha vinculación ideológica entre la derecha neoliberal chilena –aquella que, liderada por Jaime Guzman4, redacta la Constitución de 1980- y el pensamiento de Schmitt. Al respecto señala

5 Cristi, Renato, El pensamiento de Jaime Guzman, Santiago de Chile, Ed. LOM, 2000, pag 89.
“El estudio del pensamiento constitucional de Schmitt y de su impacto en España () demuestra que el uso de la noción de Poder Constituyente adquiere su verdadero sentido cuando se intenta destruir una Constitución y establecer una nueva, y no cuando lo que se busca es suprimirla o reformarla. La destrucción de una Constitución y la génesis de una nueva, supone la instauración de una dictadura soberana. Tal dictadura y no una meramente comisaria, puede asumir el Poder Constituyente originario y sobrepasar así el orden constitucional establecido (). Ese momento coincide con la irrupción del concepto de Poder Constituyente en el discurso de los juristas que colaboran en la tarea Constituyente emprendida por el gobierno militar en 1973. Pero sólo en 1975, cuando Jaime Guzman admite que la Constitución de 1925 ha definitivamente muerto, se reconoce ese hechoabierta y públicamente.”5

6Como señala Cristi, los juristas de la dictadura militar, y Guzman en particular, tienen absolutamente presente la nomenclatura schmittiana del Poder Constituyente (o soberano), a la hora de comenzar la redacción de la nueva Constitución de 1980. Es precisamente, dicha nomenclatura, la que permite, pues, dar a la violencia de la dictadura un caracter estrictamente jurídico y entonces, “justificar” dicha violencia en razón de los fines que ella cumple (“extirpar el cancer marxista” –palabras del general Leigh al asumir la Junta en 1973- y fundar un nuevo orden jurídico –Jaime Guzman como el ideólogo de la Constitución de 1980- ).

6 Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia, Buenos Aires, Ed. SUR, 1967.
7Por ello, identificar la dictadura chilena en la tradición de la dictadura romana no sólo es un error que ningún profesor de derecho podría cometer, sino ademas, el testimonio de la operación ideológica par excellence: dar a la violencia un estatuto jurídico y, con ello, volverla legítima, es decir, convertirla en “poder soberano” (el fin “santifica” los medios –como criticaba el joven Marx). Aquí es relevante, pues, el que, precisamente a la luz del caracter soberano y no comisario de la dictadura de Pinochet, el ethos político tradicional, queda absorto e inmóvil ante una nueva modalidad de dictadura que allí se fragua, cuestión que parece quedar en evidencia cuando mas alla de los oportunismos respectivos, aquellos ciudadanos que habían apoyado el golpe en primera instancia, se retractaron en virtudde la crudeza de los propios sucesos. Por ello, es posible sostener que la clase política tradicional tenía una visión de la dictadura fundamentalmente “comisarial”, esto es, una dictadura que, en lo medular, no tenía un caracter fundacional: ni los presidentes Gabriel Gonzalez Videla ni Carlos Ibañez del Campo, por ejemplo, rompen con la Constitución de 1925, no obstante ésta es suspendida en varias ocasiones. Pero si F.J.Cuadra representa a las facciones estrictamente políticas, Pinochet lo hace de las facciones militares. Si los primeros son la legitimación del derecho, los segundos la crudeza misma de la violencia, en suma, el círculo que Benjamin, contestando a la soberanía schmitteana, denominaba “violencia mítica”6.

7 Thayer, Willy, El fragmento repetido. Escritos en Estado de excepción, Santiago de Chile, Ed. Metal ()
8 Foucault, Michel, Seguridad, territorio, población, México D.F., Ed. Fondo de Cultura Económica, 20 ()
9 Foucault, Michel, Historia de la sexualidad Tomo I, México D.F., Ed. Siglo XXI, 1984.
10 Esposito, Roberto, Bios. Biopolítica e Filosofía, Torino, Giulio Einaudi Editore, 2004.
8Sin embargo, y mas alla de las católicas pretensiones schmitteanas y, tal como señala W. Thayer, la dictadura de Pinochet –en cuanto dictadura soberana- constituye, ante todo, el “big bang” de la globalización7: la catastrofe soberana desemboca, pues, en la catastrofe neoliberal. Al respecto, la tardía distinción foucaultiana entre el “paradigma soberano” (o jurídico) y el “biopolítico”8 podría aquí, mostrar toda su pertinencia: sila dictadura soberana de Pinochet obedece, pues, al “paradigma soberano” (aquél que, según Foucault, “hace morir y deja vivir” , los gobiernos de la Concertación de partidos por la democracia operan, pues, como el “paradigma biopolítico” (“hace vivir y niega la muerte”). Pero ambos, como ha visto R. Esposito10, no son sino dos extremos de un mismo pliegue que, de modo aporético, determinaría, pues, a la política moderna. Sólo por ello, los gobiernos democraticos no sólo no son una mera “administración del modelo” dejado por la dictadura sino, mas profundamente, su perfeccionamiento y transformación en cuanto al lugar de la vida en relación con el poder: la política se ha vuelto “gubernamentalidad”, esto es, administración que potencia, promueve y parece extender el ambito de la vida (publicidad y campañas millonarias en “hacer vivir” se multiplican todos los días y desde todos los sectores: “estamos por la vida” puede ser hoy, el móvil tanto del Opus Dei como de la izquierda).

El “fantasme”

9Armando Uribe Arce, otro destacado profesor de derecho y, como él mismo se ha nombrado, eminente “pinochetólogo”, ha escrito un texto tan profundo como poco citado: “El fantasma de la sin razón y el secreto de la poesía”. Desde una perspectiva psicoanalítica, Uribe intenta desentrañar el secreto de Pinochet, para terminar señalando a modo de verso:

11 Uribe, Armando, El fantasma de la sin razón y el secreto de la poesía, Santiago de Chile, Ed. Cuart ()
“Pinochet no es quien / Pinochet es un qué. / Pero ¿qué es? / Una emanación del gransecreto inconsciente. / De lo anterior retiro hoy y elimino el término “arquetipo”. Lo sustituyo por “Fantasme” () el contenido de tal “fantasme” sería en francés el siguiente: “La violence qui se veut légitime”. Uso la expresión en francés porque resulta mas precisa que en castellano: la violencia que quiere ser legítima. La violencia que busca o trata de legitimarse. La violencia que se considera a sí misma legítima.”11

12 En este sentido, “Tótem y Tabú” de Freud no hay que considerarlo un “mal” texto de antropología sin (
13 Agamben, Giorgio, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, Valencia, Ed. Pre-textos, 2003.
10 Para Uribe, Pinochet ya no es un “quién” sino un “qué”, un “fantasme” cuyo contenido reclama: “la violencia que quiere ser legítima”, exactamente la misma fórmula schmitteana antedicha. Pinochet aparece aquí, pues, como el padre de la horda primordial propuesto por Freud alla por 1911 en su “Tótem y Tabú”12. Y así como la “verdad” del paciente se asoma en la figura atroz de su “fantasme”, la “verdad” de la “larga tradición democratica” emerge en la violencia de Pinochet. Pero acaso, la cuestión decisiva de este breve texto sea la conjunción, el “y” que anuda “El fantasma de la sin razón” con el “secreto de la poesía”, pues, como muestra Uribe, relación imposible: Pinochet detesta la poesía y, precisamente por eso, es “la violencia que quiere ser legítima” (otra relación imposible: el derecho con su propia suspensión o, como señalaba antes desde la nomenclatura foucaultiana, el “paradigma soberano” con el “paradigmabiopolítico” constituyendo, de modo aporético, una sola maquina). Por ello, Pinochet no es un “quien” (ninguna psicología o sociología, advierte la magnitud de lo que aquí se juega), sino un “qué” y bien, “¿qué es?” Pinochet es la relación política fundamental, lo que G. Agamben ha denominado “bando”: el estado de excepción como relación política originaria13 o, en otras palabras, la “doble vincular” naturaleza del poder moderno. Allí, entonces, Pinochet como lo originario a la República chilena, su mas íntima verdad, su último y monstruoso secreto.

Kafkiano

14 Agamben, Giorgio, El lenguaje y la muerte. Un seminario sobre el lugar de la negatividad, Valencia (
11En su “Ante la ley” Kafka advierte el caracter de esta verdad, al describir a un campesino situado en el umbral de la ley: “La puerta que da a la ley esta abierta”, como de costumbre ()” –señala Kafka. Sin embargo, el que la puerta de la ley esté abierta “como de costumbre” indica cómo el campesino se halla “dentro” de la ley aún sin haber entrado “formalmente” en ella. Porque, es la excepción la que funda la ley o, a la inversa, la ley encuentra su “fundamento negativo”14 en la misma violencia soberana que la instituye. Por esta razón y a propósito de la noción de “fantasme” de Uribe, todo el “espectro” político esta originariamente “amarrado”, “por” y “a” Pinochet: la derecha, comprometida con Pinochet hasta el último peso, la Concertación hasta la última ley y la izquierda –lo que queda de ella- hasta el último desaparecido.

15 Frente a esta interpretación espreciso ser mas cautos. En efecto, el problema de si el uno da paso (
12Chile ha vivido todos estos años “El proceso” y, los chilenos han visto en el ominoso destino de sus vidas, la desventura del “(o) caso” Pinochet. Dicha “desventura” se testimonia brutal y crudamente en lo que los propios tribunales de justicia han legado: Pinochet no recibió condena jurídica alguna, la ley quedó abierta lo que indica que, históricamente, Pinochet no fue sino la introducción –frenética, sintética, forzada, acaso como toda introducción- a la barbarie globalizada, es decir, a los vencedores de 1989. Y estos vencedores le deben su poder (pero una deuda incalculable y, por ello, un pago permanente, en tanto que incalculable): el “paradigma soberano” da paso, entonces, al “paradigma biopolítico”15.

Escolio

16 No es posible “inscribirse” o “integrarse” a la globalización, precisamente, porque ésta no es sino (
13 Chile se ha vuelto detenido y desaparecido, precisamente, en el momento en que hace alarde de su “integración” global16. El “fin de la Historia” kojeviano parece jugarse, precisamente, en este punto: la suspensión de la ley, hace que surja el snobismo, esto es, una sociedad que hace “como si”: “como si” fuera democracia, “como si” fuera desarrollado, “como si” hubiese ciudadanos, “como si”, aún, hubiese o pudiese haber política. La “detención” de la historia de Chile en 1973 significa, ni mas ni menos, el que la vida y la muerte, lo privado y lo público, el terror y el jolgorio y, en último término, el pasado y el presente parecen coincidir en unasola catastrofe. Ahí, pues, que la socialdemocracia se haya elevado, durante estos últimos 17 años, a ideología triunfante, precisamente, porque logra dar inteligibilidad política a la nueva simetrización de los otrora opuestos (por ejemplo, en la superficialidad de la sociología de Giddens, el principio liberal del individuo parece poder reconciliarse con el principio socialista del Estado). Y otra vez, como en tiempos de Benjamin, lo que para la socialdemocracia es motivo de celebración, para los “oprimidos” es, pues, motivo de resistencia. Y ahí, entonces, que tanto la socialdemocracia europea como el neoconservadurismo norteamericano no sean sino dos caras de lo mismo: el mismo ethos triunfante del “fin de la Historia”, dos caras de la misma “escatología” en el nuevo milenio. La “detención” de Chile parece haber colmado de pasado al presente: todo parece tener que “recuperarse”, “restaurarse”, “reconciliarse”. Pero el “pasado” que colma al presente, no es, precisamente, lo “nunca sido”, sino lo que simplemente “ya fue”: un pasado historiograficamente datable, mas no históricamente redimible. Ya en su tesis VI W. Benjamin insistía en que:

17 Benjamin, Walter, Tesis sobre filosofía de la Historia, Santiago de Chile, Ed. LOM/Arcis, pag 51. (
“Articular el pasado no significa conocerlo “como verdaderamente ha sido”. Significa apoderarse de un recuerdo tal como éste relampaguea en un instante de peligro.”17

18 Véase cómo, en los últimos años, han proliferado los ensayos sobre historia de Chile.
14La “detención” de Chile intentaconocer su pasado “como verdaderamente ha sido”18 pero, precisamente por ello, lo ignora, y en vez de inaugurar un nuevo tiempo histórico, repite un pasado factica y compulsivamente. Por ello, la “detención” de Chile es, a su vez, su “desaparición”: el ingreso decisivo e irreversible al Capital global.

Tradición democratica

19 Es decir, en cuanto a la matriz política de Chile.
15La penosa y empalagosa pregunta de ¿cómo fue posible que la “larga tradición democratica” de Chile desembocara en una brutal dictadura? tiene una primera respuesta en las declaraciones de Cuadra y una segunda en la caricatura de una moraleja: “éramos muy jóvenes, no sabíamos lo que hacíamos ()” y hoy, como fervientes católicos se dan la mano, en cuanto a lo esencial19, y terminan, al mismo tiempo, como “fracasados” y “héroes”: como aquellos que siendo muy “jóvenes” fracasaron en la experiencia socialista y, al mismo tiempo, como aquellos que, acaso siendo muy “viejos”, triunfaron en la experiencia neoliberal (a lo cual llamaron la “recuperación de la democracia”). Nótese el giro: “héroes” porque “fracasados”.

Escolio.

20 Manuel Baquedano fue uno de los héroes militares chilenos de la Guerra del Pacífico, que enfrentó a (
16 La llamada “Plaza Italia constituye, ante todo, un campo de lucha. Campo que se expresa en la perpetua batalla estética que despliegan sus monumentos. Es decisivo que il popolo siga denominando al centro de la Ciudad “Plaza Italia” cuando, oficialmente fue nombrada “Plaza Baquedano”. El desplazamiento que il popolo hace respecto delnombre es, ante todo, un acto político que impide, pues, legitimar la violencia soberana como centro de la polis. Es decir, todo lo contrario de la oficialidad y su clase política. A su vez, el monumento del general Manuel Baquedano20 no pasa desapercibido. Inclusive los autos que día tras día desgarran las calles de las “Alamedas”, han de desviar su ruta, precisamente, al llegar a dicho monumento. Pero si acaso el sector de Plaza Italia es escenario de una lucha simbólica sin cuartel, habra que señalar un nuevo monumento instalado en los últimos años, a saber, el edificio de la Compañía de Teléfonos perteneciente a la trasnacional española “Telefónica”. Este último se sitúa sobre el general Baquedano y éste a su vez, sobre los civiles que circulan por las calles o, al menos, en un lugar central para el cual el monumento del Presidente Balmaceda –y la clase media progresista que representa- apostado a un extremo del parque, no tiene dicho privilegio. Así, en la llamada Plaza Italia aparece, pues, la configuración misma del poder soberano como columna vertebral del Estado de Chile. En lo alto, los grandes empresarios, luego los militares y, al último, los civiles que, casi tranquilamente, hace el permanente ejercicio de transformar, desde dentro, los nombres que los vencedores proponen: “Plaza Baquedano” por “Plaza Italia”, Avenida Libertador Bernardo O´Higgins, por “Alameda” o, por último, calle “11 de Septiembre” por “Nueva Providencia”, son solo el índice de la ferocidad con que se fragua dicha batalla. Porque, en definitiva, il popolo no essino, el fecundo terreno de la traducción.

5.- Violencia y orden jurídico

21 Como por ejemplo, el reciente libro “La República en Chile” del propio R. Cristi y P. Ruiz-Tagle Cr ()
17Posiblemente ha habido dos posiciones históricas respecto de la violencia en el orden jurídico (las dos simétricas y especulares, una respecto de la otra). La primera, que podríamos llamar “decisionista”, expresada en Schmitt para la cual la violencia ha de establecer una solución de continuidad con el derecho. La segunda posición sería la “constitucionalista” que se expresaría en Kelsen y que en Chile tendría antecedentes no menores21. Si la primera posición anuda violencia al derecho, la segunda quiere prescindir de toda sombra de violencia. ¿Cómo, entonces, interrumpir dicha dicotomía, entre aquella violencia sin ley (fundadora-de-ley) y aquella ley sin violencia? Se trataría, entonces, de “aferrar” la “imagen que pasa fugazmente”, en una operación –de un tipo especial de violencia, sin dudas, si se concede que la violencia es, pues, la “cosa” misma de la política- que desmonte, porque deje temblando e inservible, la dicotomía antedicha.

18Es posible que Il popolo fragua su historia en este problema. Por ello, no hay tradición instituida que soporte su exceso, como no hubo “alamedas” que contuvieran su despliegue. Es precisamente en este punto en que, la aguda observación de Uribe de que Pinochet detesta la poesía y la profusa sugerencia de P. Marchant respecto de Gabriela Mistral, sea la poesía –lo “pro-ductivo”, esto es, un nuevo estatuto del “hacerhumano”- lo que permita desmontar el aporético dispositivo de la violencia, el derecho y la vida. Allí, pues, en la delgada filigrana de la poesía se asoma un “resto”, irreductible, mas alla de la dialéctica del todo y la parte que toda lógica estatal implica. Esto es, quiza, lo que podría llamarse el pueblo: un resto que nunca coincide consigo mismo y que, por ello, en su insistencia, siempre esta al acecho.

19Enero 2007.

Inicio de pagina
Bibliografía

Agamben, Giorgio.
Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, Ed. Pre-textos, Valencia. 2003

Agamben, Girogio, El lenguaje y la muerte Ed. Pre-textos, Valencia. 2001

Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia Ed. SUR, Buenos Aires. 1967

Benjamin, Walter, La tarea del traductor Ed. SUR, Buenos Aires. 1967

Benjamin, Walter (SA) Tesis sobre filosofía de la Historia Ed. LOM/Arcis, Santiago de Chile.


Cristi, Renato. El pensamiento de Jaime Guzman Ed. LOM, Santiago de Chile. 2000

Cristi, Renato, Ruiz-Tagle, P. La República de Chile Ed LOM, Santiago de Chile. 2006

Esposito, Roberto. Bios. Biopolítica e Filosofía Giulio Einaudi Editore, Torino. 2004

Foucault, Michel. Seguridad, territorio, población Ed. Fondo de Cultura Económica, México D.F. 2006.

Foucault, Michel. Historia de la sexualidad. Tomo I, Ed. Siglo XXI, México D.F. 1984.

Marchant, Pablo. Sobre arboles y madres Ed. Gato Murr, Santiago de Chile. 1984

Neruda, Pablo. Obras Escogidas Tomo I Ed. Andrés Bello, Santiago de Chile. 1972

Schmitt, Carl. Teología Política, Ed Struhart y Cía. BuenosAires. 2005

Schmitt, Carl. La Dictadura, Ed Alianza, Madrid. 1999

Thayer, Willy. El fragmento repetido. Escritos en Estado de excepción Ed. Metales pesados, Santiago de Chile. 2006

Uribe, Armando. El fantasma de la sin razón y el secreto de la poesía, Ed. Cuarto Propio, Santiago de Chile. 2004

Inicio de pagina
Notas

1 A Mauro y Yuzo que, en medio de una quebrada, me dieron la buena nueva y a Simone que siempre me susurra lo esencial. Agradezco a Manuel Garate por su interés en publicar el presente texto y sus profusas e interesantes preguntas. Un texto que, ante todo, es la insistencia de un goce que acontece, pues, como lo monstruoso.
2 Schmitt, Carl, Teología Política, Buenos Aires, Ed Struhart y Cía., 2005, pag 25.
3 Schmitt, Carl, La Dictadura, Madrid, Ed Alianza, 1999, pag 193.
4 Jaime Guzman Errazuriz fue uno de los principales asesores jurídico-políticos de la dictadura militar y gestor de la Constitución de 1980. Fue asesinado por un comando del FPMR en abril de 1991 cuando ejercía como senador por la circunscripción de Santiago Poniente.
5 Cristi, Renato, El pensamiento de Jaime Guzman, Santiago de Chile, Ed. LOM, 2000, pag 89.
6 Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia, Buenos Aires, Ed. SUR, 1967.
7 Thayer, Willy, El fragmento repetido. Escritos en Estado de excepción, Santiago de Chile, Ed. Metales pesados, 2006.
8 Foucault, Michel, Seguridad, territorio, población, México D.F., Ed. Fondo de Cultura Económica, 2006.
9 Foucault, Michel, Historia de la sexualidad Tomo I, México D.F., Ed. Siglo XXI .
10 Esposito, Roberto, Bios. Biopolítica e Filosofía, Torino, Giulio Einaudi Editore, 2004.
11 Uribe, Armando, El fantasma de la sin razón y el secreto de la poesía, Santiago de Chile, Ed. Cuarto Propio, 2004, pags 48-49.
12 En este sentido, “Tótem y Tabú” de Freud no hay que considerarlo un “mal” texto de antropología sino, como ha visto R. Esposito, un texto en el cual Freud da cuenta del lugar “impolítico” de toda política, su borde insuperable, su origen irrepresentable.
13 Agamben, Giorgio, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, Valencia, Ed. Pre-textos, 2003.
14 Agamben, Giorgio, El lenguaje y la muerte. Un seminario sobre el lugar de la negatividad, Valencia, Ed. Pre-textos, 2001.
15 Frente a esta interpretación es preciso ser mas cautos. En efecto, el problema de si el uno da paso a otro o bien permanece una suerte de coexistencia entre ambos es, pues, el problema que convoca a Foucault en sus últimos escritos. Se puede, como consecuentemente a hecho Agamben, identificar el paradigma biopolítico a la “excepción soberana” o bien, como propone Esposito, intentar comprender su aporía a la luz del paradigma “inmunitario”. Lo decisivo, sin embargo, es que la emancipación de los “promotores” de la vida –con toda su retórica liberal y su cuestionamiento permanente de la autoridad tradicional- se ha vuelto la contracara del otrora paradigma soberano que, sin embargo, sigue operando en determinados y precisos momentos. Sirva este texto sólo para la discusión del problema.
16 No es posible “inscribirse” o “integrarse” a laglobalización, precisamente, porque ésta no es sino, en parte, la puesta en suspenso de toda inscripción posible.
17 Benjamin, Walter, Tesis sobre filosofía de la Historia, Santiago de Chile, Ed. LOM/Arcis, pag 51.
18 Véase cómo, en los últimos años, han proliferado los ensayos sobre historia de Chile.
19 Es decir, en cuanto a la matriz política de Chile.
20 Manuel Baquedano fue uno de los héroes militares chilenos de la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile, Perú y Bolivia entre 1879 y 1884.
21 Como por ejemplo, el reciente libro “La República en Chile” del propio R. Cristi y P. Ruiz-Tagle Cristi, Renato, Ruiz-Tagle, P. La República de Chile Ed LOM, Santiago de Chile. 2006
Inicio de pagina
Para citar este artículo

Referencia electrónica
Rodrigo Karmy Bolton, « ¿Qué es “Pinochet”? (Violencia, derecho y vida) », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Cuestiones del tiempo presente, Puesto en línea el 16 marzo 2007, consultado el 12 abril 2013. URL : https://nuevomundo.revues.org/3822 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.3822
Inicio de pagina
Autor

Rodrigo Karmy Bolton
Psicólogo, Magíster en Filosofía Política, Doctorante en Filosofía, Universidad de Chile, profesor Centro de Estudios Arabes, Universidad de Chile, beca CONICYT, 2006.

Artículos del mismo autor
Renato Cristi y Pablo Ruiz-Tagle, La República en Chile.
Teoría y practica del Constitucionalismo Republicano, Santiago, LOM, 2006, 431 p. [Texto integral]
“La República en Chile” o el juego de espejos.
Publicado en Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Reseñas y ensayos historiograficos


Política de privacidad