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Cambios en el ritmo de crecimiento a largo plazo



En el último milenio la población mundial se ha multiplicado por 23, la renta por habitante por 14 y el PIB por mas de 300. Estas cifras contrastan con el milenio anterior, durante el cual la población mundial sólo creció en una sexta parte y no hubo mejoras en la renta per capita. Entre los años 1000 y 1820 el crecimiento fue fundamentalmente de caracter extensivo. La mayor parte de ese crecimiento del PIB sirvió para sostener a una población que se multiplicó por cuatro, por lo cual los avances en la renta por habitante fueron muy lentos. La media mundial apenas creció un 50 por cien en ocho siglos.

En el año 1000 la esperanza de vida de un niño al nacer era de 24 años. Un tercio solía morir durante su primer año, y los que sobrevivían se enfrentaban después al hambre y a enfermedades epidémicas. En 1820 la esperanza de vida en Occidente llegó a los 36 años, pero en el resto del mundo apenas había mejorado. A partir de esa fecha el desarrollo mundial entró en una fase mucho mas dinamica.




En 2001 el ingreso por persona era nueve veces mayor, y la población cerca de seis. La renta por habitante creció a unatasa anual del 1 por 100, es decir, a un ritmo veinticuatro veces mayor del que tuvo en el periodo 1000-1820. En el año 2002 la esperanza de vida alcanzó los 79 años en Occidente, mientras que la del resto del mundo se situó en los 64 años.

Durante la época capitalista –periodo posterior a 1820–, el ritmo de crecimiento no fue homogéneo. Se pueden distinguir cinco fases distintas. En la «Edad de Oro» (1950-73), la renta per capita mundial creció a un ritmo cercano al 3 por cien anual, siendo ésta la mejor fase con gran diferencia. La fase actual que comenzó en 1973 y llega hasta nuestros días –«orden neo-liberal»– es el segundo mejor periodo. El viejo «orden liberal» (1870-1913) fue la tercera mejor fase, sólo un poco mas lenta que las otras en cuanto a crecimiento de la renta per capita. En el periodo 1913-50 ese crecimiento estuvo por debajo de su potencial debido a las dos guerras mundiales, a la paralización del comercio, a los problemas en los mercados de capitales y al bloqueo de los procesos migratorios. La primera fase de desarrollo capitalista (1820-70) fue la que presentó un Se encuentra la percepción de que la inseguridad constituye una fuerza a la que se debe oponer una fuerza superior en intensidad y contraria en sentido. Esta segunda fuerza, la del aparato represivo estatal, anularía la fuerza del delito. Esta imagen cuantitativa no es capaz de dar cuenta ni de los derechos involucrados, ni de la eficiencia requerida, dos puntos claves para el gobierno de la seguridad. En primer lugar, no da cuenta de derechos dado que estos son percibidos basicamente como obstaculos al incremento de la violencia estatal, en lugar de ser entendidos como el bien a proteger por las políticas se seguridad. En segundo lugar, no da cuenta de la eficiencia requerida.

2 El Estado de Derecho sin derechos. Cuando se reconocen sólo ciertos derechos de determinados sectores.
Un segundo grupo de propuestas tiene en la practica consecuencias similares al primero, pero rechaza una retórica belicista y abiertamente autoritaria e incorpora en el discurso elementos tales como el compromiso con la legalidad y unrechazo a la violencia institucional. El diagnóstico indica que el problema no es sólo el aumento de la violencia en los hechos, sino también el decaimiento del imperio de la ley.
La incertidumbre frente a los riesgos y la amenaza del delito ya no serían un mero problema de hecho al que podría responderse basicamente con la imposición de la autoridad factica y la fuerza física, sino que lo que se ha puesto en juego es la reconstrucción del imperio de la ley. Se trata de un Estado de Derecho sin derechos. O, mas precisamente: la aparente reconstrucción del imperio de la ley pretende realizarse otorgando caracter prioritario al derecho a la no interferencia sobre la vida de los individuos. Los derechos de otros ciudadanos son considerados como obstaculos a sortear y no como pretensiones legítimas que entran en conflicto y cuya conciliación debe procurarse.
Este segundo grupo de discursos termina negando derechos. Declama el imperio de la ley pero persigue un orden factico basado en las situaciones de hecho. A partir de un arbitrario recorte de la legalidad, esta concepción concentra el poder punitivo y la atención estatal sobre delitos que afectan sólo a ciertos sectores sociales, o sobre conductas que estan asociadas a los grupos que son percibidos como amenazas al orden en la calle. También rechaza tanto a la violencia delictiva común, como a la violencia ilegal desarrollada desde el estado.
Sin embargo, mas alla de las intenciones de control de la violencia estatal, la noción puramente individual de ciudadanía niega el contexto donde esta seejerce y conspira contra el supuesto resultado perseguido. Finalmente, incrementa el contacto de las instituciones de seguridad con los sectores sociales mas vulnerables y con menor capacidad de reclamar frente a los abusos. Por otra parte, estos contactos se producen bajo una lógica de vigilancia y control y no de resolución de los conflictos, por lo tanto, se incrementan los hechos de violencia policial y aumentan el perfil autoritario de la relación del Estado con los sectores mas pobres.

3 La seguridad por añadidura. Cuando las propuestas se agotan en el testimonio

Entre los discursos sobre la seguridad se encuentran también aquellos se describen el problema tratando de incorporar dimensiones omitidas en los posiciones anteriores.
En este tercer grupo de discursos incluyen, por ejemplo, las diversas manifestaciones de la violencia, como la violencia delictiva común, la institucional y la do ritmo de crecimiento mas lento. Durante esos años sólo crecieron los países


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