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Margarita maza ejemplo de mujer mexicana




Amo a Juarez por su legado histórico, porque soy libre, porque cada mañana al andar el camino desde mi humilde hogar, hasta el templo del saber que me cobija, al contemplar lo verde de la campiña, lo esplendoroso de nuestros valles y lo infinito del horizonte, ver la alegría del coloso labriego que con amor cultiva su tierra, y encontrar la sonrisa amable del maestro mexicano que nos entrega su sabiduría, se reafirma mi sentimiento de admiración y respeto.
Hacia el indómito de San Pablo Guelatao, que nos lego Patria Libre y Soberana.
Distinguidas personalidades que integran el jurado calificador, maestros asesores, compañeros participantes, público en general.
Mi Nombre es: __________ ______ ____ _____ _______ ______ ________

Vengo representando con orgullo a la escuela Telesecundaria “Plutarco Elías Calles” del N.C.P. Nicolas Bravo, MPIO. De Abasolo Tam.


Y acudo a este certamen con la fe y esperanza de un(a) joven mexicano y tamaulipeco(a), que cree en su patria y admira a sus héroes que como Juarez con su obra y ejemplo, han forjado el destino de México. Y tratare de disertar con el permiso de ustedes el tema: Margarita Maza de Juarez, ejemplo valeroso de mujeres mexicanas.

Benito Pablo Juarez García es para México una de esas figuras, tan representativa y honorable que toda su historia es parte de la nación. Juarez fue reformador de nuestra patria y en esa gran labor lo acompaño su mujer, Margarita Mazade Juarez, su esposa. Probablemente de ahí se inspiraron para el dicho “detras de un gran hombre, siempre habra una gran mujer”…Ralph Roeder, en “Juarez y su México” reúne a don Benito y a margarita; los funde en esencia y pensamiento y en síntesis afirma: “No había reverso de la medalla: la figura era idéntica por ambos lados, en alto y en bajo relieve”. Y no podía considerarse aparte al esposo y a la esposa, cuando por veintiocho años, confundidos sus pensamientos y su acción, él le dice a diario: “Recibe el corazón de tu Juarez” y ella incesantemente le repite de palabra y por escrito “Tu esposa que te ama, Margarita”. La esmerada educación de los Maza: su apego a los principios de la moral cristiana; el conocimiento del amor al prójimo y de la caridad para los necesitados formaron el adorno proverbial de la menudita Margarita a quien se vio recorrer desde 1835 todas las casas de la vecindad de las barriadas oaxaqueñas, en las que su yo espiritual y material volcaba sus excelencias sobre los necesitados, los enfermos, los huérfanos y los desnutridos. En su hogar trabajaban, en calidad de criados de confianza, Tiburcio Maldonado y su esposa Josefa Juarez y desde que vio la primera luz advirtió cerca de ésta a su hermano Benito, estudiante acucioso de latín y de jurisprudencia, con veinte años mas que los que ella cumplía y de distinta raza. Su sensibilidad le llevo a estimarle, a quererle y cuando llego el 31 de julio de 1843, cuando ella había cumplido 17 añosy él 37, se unieron en leal e indisoluble matrimonio. Ella, presintiendo el valer del padre de sus hijos; él, admirando la noble ingenuidad, la amplia virtud de la madre de sus hijos. Margarita se acostumbro a respetar y admirar la firmeza de los principios liberales de su esposo; a no interferir ni contrariar el derrotero de su vida pública y a cuidar la felicidad de su hogar. La esposa amante fue la Primera Dama de México; cumplió con sus funciones filantrópicas pese a las penurias de aquellos años.


Doña Margarita encarna la intima solidaridad. Su vida es una lección viva de generosa comprensión. No es facil amalgamar tantas virtudes. Es la gran dama de un hogar. ¡Qué sencillo es decirlo! Pero que difícil vivir entre tantas lagrimas, entre tantas zozobras, entre tantas incomprensiones, entre tanta angustia. Ser la esposa del hombre que concibe y construye un país nuevo sobre el México desorganizado y caótico de la primera mitad del siglo pasado, es desafiar todo un mundo, para construir otro nuevo; ser la compañera de ese hombre significa templanza que derrumba toda duda y es ternura que conmueve, convence y emociona hasta los mas escépticos. Doña Margarita Maza es la personificación de la grandeza humana. Imaginarle joven, de un estrato social privilegiado, en aquellos primeros años de nuestra vida autónoma y situada en una posición desde la cual su pretendiente, podía antojarse a una mente con prejuicios, demasiado oscuro por su origen humilde. Ella fuecomprensiva, leyó en los ojos del indígena el drama torturante de su raza y halló en quien sería su compañero y padre de sus hijos, al hombre limpio y al espíritu sereno, no es facil de comprender para una joven criolla que no tuviera el sentimiento de Margarita. Así, cuando en alguien la compresión supera todos los prejuicios sociales y el amor es mas fuerte que la susceptibilidad de la mas femenina de las pasiones, nadie puede negar a ese ser que ha alcanzado una de las cumbres mas elevadas de la mas noble emoción.


La historia y la verdad responderan siempre: Fue la compañera inseparable del forjador de la Reforma y del insobornable defensor de nuestra nacionalidad. Fue una mujer que enalteció un hogar digno y respetable: el hogar de Juarez. Sería imposible intentar la separación, en su proyección histórica, de quienes vivieron unidos por un solo concepto de la lealtad, del decoro, del honor, del patriotismo y del cariño. Don Benito Juarez y su esposa forman la unión matrimonial que los ciudadanos de hoy podemos ofrecer como ejemplar a quienes vengan detras de nosotros para decirles: ¡Así se sirve a México ¡así se triunfa sobre las angustias y sobre los mas adversos signos del destino, para hacer que prevalezca, con solidez, un ejemplar hogar de nuestra historia!

Y CUANDO PENSEMOS EN JUAREZ, CUANDO GRITEMOS ¡VIVA EL INDIO DE GUELATAO! RECORDEMOS TAMBIÉN A MARGARITA, COMPAÑERA INSEPARABLE DE NUESTRO PATRICIO ¡VIVA MARGARITA MAZA DE JUAREZ! ¡VIVA MÉXICO!


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