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Miguel María Grau Seminario



Miguel Grau Seminario
No debe confundirse con Miquel Grau.
Para otros usos de este término, véase Grau.
Miguel Grau Seminario

Gran Almirante del
 Perú. Fotografía del óleo de P. Muñiz, Museo Naval del Perú
Almirante AP.
Lealtad
 Perú
Condecoraciones
Título de Gran Almirante del Perú otorgado por elCongreso de la República del Perú
Mandos
Comandante del Monitor Huascar, Comandante de la Escuadra Peruana, Comandante de la Marina de Guerra del Perú.
Participó en
Guerra del Pacífico.
Combate naval de Chipana del 12 de abril de 1879
Combate naval de Iquique del 21 de mayo de 1879
Primer combate naval de Antofagasta del 26 de mayo de 1879
Combate naval en alta mar entre el 'Almirante Blanco Encalada' y el 'Huascar' del 3 de junio de 1879


Segunda ruptura del bloqueo naval de Iquique
Captura del vapor 'Rímac' del 23 de juliode 1879
Intento de torpedear al 'Almirante Cochrane' del 7 de agosto de 1879
Incidente de los torpedos Lay del 24 de agosto de 1879
Segundo combate naval de Antofagastadel 27 de agosto de 1879
Combate naval de Angamos de 8 de octubre de 1879

Nacimiento
27 de julio de 1834
Paita,Perú
Fallecimiento
† 8 de octubre de 1879
Punta Angamos, Bolivia
(hoy Chile)
Miguel María Grau Seminario (* Paita, Perú, 27 de julio de 1834 - † Punta Angamos, Bolivia, 8 de octubre de 1879) fue un marino peruano, almirante de la Marina de Guerra del Perú y destacado patriota peruano, maximo orgullo de la República del Perú. Se leconoce también como El Caballero de los mares.
Fue hijo del teniente coronel grancolombiano (mas tarde nacionalizado peruano) Juan Manuel Grau y Berrío, natural deCartagena de Indias, que llegó al Perú formando parte del ejército del Libertador Bolívar, y de María Luisa Seminario y del Castillo, piurana de nacimiento. Antes de entrar a la guerra del Pacífico, logró una curul en el parlamento peruanocomo representante de Paita - Piura. Es considerado héroe maximo de la Marina de Guerra del Perú y de la nación peruana.
Índice
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1 Contexto
2 Carrera naval
2.1 Primeros contactos con el mar
2.2 Guardiamarina
2.3 Alférez de fragata
2.4 Separación del servicio
2.5 Reincorporación
2.6 En comisión a Europa
2.7 Detenido en el Reino Unido
2.8 La revolución restauradora
2.9 Guerra Hispano-Sudamericana
2.10 Arresto en la isla de San Lorenzo
2.11 Miguel Grau en el monitor Huascar
2.12 La revolución de los hermanos Gutiérrez
2.13 El Huascar, rumbo al sur
2.14 Crucero por el litoral boliviano
3 Jefe de la escuadra peruana
4 Diputado por Paita
5 Comandante general de la Marina de Guerra del Perú
6 Guerra del Pacífico
6.1 La campaña naval y el monitor Huascar
6.2 Combate naval de Iquique
6.3 Combate naval de Angamos
7 Homenaje
8 Orden Gran Almirante Grau
9 Bibliografía
10 Referencias
11 Véase también
12 Enlaces externos
Contexto 
Poco después de su nacimiento, Perú vive una época de inestabilidad e intrigas políticas queprovocan levantamientos y divisiones, haciendo imperar la anarquía. Para frenar los intentos Golpistas del mariscal EP Agustín Gamarra en el sur, el presidente Luis José de Orbegoso se dirige al Cuzco. En su ausencia el sargento Pedro Becerra se amotina en el Callao, en la madrugada del 1 de enero de 1835, apoderandose de aquella plaza 6 de enero de 1842; Juan Manuel Grau acepta sus servicios 'con entusiasmo' y es llamado a la capital.1
En julio de ese año el padre de Grau se incorpora a la Secretaría del general Gutiérrez de la Fuente, quien lo destina aAyacucho. En junio se celebra la paz con Bolivia por el Tratado de Puno, pero se enciende la guerra civil. El general Francisco Vidal, segundo vicepresidente del Consejo de Estado, ejerce el poder desde la muerte del mariscal Gamarraen Ingavi. En el mar la barca Limeña y la corbeta Yungay se baten a la vista de Paita.
En noviembre el general Vidal, que ejerce el mando supremo como jefe del Poder Ejecutivo, después de derrotar a Juan Crisóstomo Torrico, el 17 de octubre, en la batalla de Agua Santa, cerca de Pisco, nombra entonces, a Juan Grau, vista de aduana de Paita.
Carrera naval [editar
Primeros contactos con el mar 
En Paita la actividad marítima civil es grande. Todos los navíos que hacen el trafico entre Panama y el Callao tocan en su rada. Funciona en el puerto la escuela nautica que, para formar pilotos capaces de dirigir con acierto la marina civil del Perú, había fundado el vencedorde Yungay, el mariscal Agustín Gamarra. Al pequeño Miguel, que sólo tenía ocho años, le fascina la inmensidad del océano. Su vocación naval comienza a despertar. Mas la anarquía militar sigue. El general del ejército de tierra Manuel Ignacio de Vivanco se subleva y marcha sobre Lima.
Miguel Grau tiene nueve años y sigue los primeros cursos de instrucción primaria. El muchacho, listo y resuelto, ha sido educado con dureza por el padre para conseguir con ello templar su caracter y acerar su voluntad. Como siente la atracción del mar, obtiene en marzo de 1843, tras continuos ruegos, el permiso paterno para embarcarse en un bergantín de la marina civil dedicado al trafico marítimo entre Paita y otros puertos del litoral peruano y de los países del norte hasta Panama. El capitan del buque es el capitan de travesía don Manuel Francisco Herrera, gran amigo de Juan Manuel Grau y Berrío. La profesión esta decidida y el niño de nueve años logra imponer su voluntad y se hace marino civil. En casa quedan los padres y tres hermanos mas: Enrique, Dolores y Ana.
El comienzo de su carrera nautica no tiene buenos augurios. El buque zozobra y el aspirante a marino se salva de forma milagrosa, retornando al hogar para volver al colegio.


Casa de Grau en Lima
En 1844, Grau, que siente la nostalgia del mar, ruega al padre que le de autorización para regresar a bordo. Su padre vuelve a acceder. Esta vez queda definitivamente consagrada la carrera nautica de Grau, quese embarca en diferentes buques, a veces con breves retornos a la patria y al hogar paterno de Paita. En esos viajes recorre todos los mares y los puertos mas importantes del mundo, así como otros que recién se abrían a los marinos occidentales.
Igualmente visita las lejanas y entonces desconocidas islas oceanicas. El mismo almirante ha dejado una relación circunstanciada y concisa de los azares de ese período de su existencia.2


Estatua de Miguel Grau en Pucallpa, Ucayali.
Guardiamarina [editar
Durante estos viajes aprende la ciencia y el arte de la navegación y conoce a hombres de muchos países que hablan distintos idiomas. De regreso al Perú, el piloto Grau, graduado en Inglaterra como oficial de la marina mercante, que ya es un lobo de mar, 12 años de marino civil, se establece en Lima, donde ingresa a la Marina Militar del Perú.
En el mismo año, 1853, en que Grau deja la marina civil para convertirse en Marino Militar, su padre, consigue que, en atención a sus méritos militares y leales servicios prestados al Perú, las Camaras Legislativas asignen a su favor una pensión de gracia, de por vida, de cuarenta pesos mensuales. Aprobada en la Camara de Diputados el otorgamiento de dicha pensión, la Comisión Militar del Senado la aprueba, igualmente, con un honroso dictamen, en que se califica a Grau padre como 'viejo soldado de la independencia americana'.3
Durante los viajes del joven Grau, la Marina militar del Perú se había incrementado.Permanente preocupación del presidente Ramón Castilla y Marquezado, el militar y gran organizador del Perú, ha sido la de reforzar la escuadra. El Perú cuenta ahora con mas buques: el Rímac, construido en Nueva York, de 1.300 toneladas y armado con cuatro cañones, la fragata Mercedes, los bergantines Guise y Gamarra y las goletas Peruana y Héctor.
El 14 de marzo de 1854, gobernando el Perú el sucesor de Castilla, general José Rufino Echenique, libremente elegido en comicios públicos, Miguel Grau, de 19 años, ingresa en la Marina militar como guardiamarina.
Alférez de fragata [editar


Estatua de Miguel Grau en Trujillo.
El guardiamarina sirve primero en el Rímac por espacio de 6 meses y luego pasa, el 2 de octubre de 1854, al pailebotVigilante, en el que permanece mas de 10 meses para ser trasladado a continuación al vapor de ruedas BAP Ucayali.
Estando Grau embarcado en el Vigilante ocurre el siguiente hecho. El 10 de junio de 1855, cuando el pailebot navegaba rumbo a Paita, entre Mancora y Punta Sal, con mar gruesa y el horizonte nublado, el aspirante de marina Manuel Bonilla, que se hallaba en el castillo de proa de la nave, cayó al agua. Grau, que en esos momentos se desempeñaba como oficial de guardia, dispuso que el buque se detuviera de inmediato y se echaran al agua algunos cabos y un bote, en el que se lanzó con seis tripulantes, con la decisión, que resultó infructuosa, de salvar al naufrago. En el parte que Grau pasó ese mismo día alcomandante del buque, dando cuenta del suceso, expresa que 'todos sus esfuerzos resultaron inútiles, pues el mencionado pilotín no sabía nadar'. Y agrega: 'Sin embargo de esto me mantuve en su busca tres horas, por si conseguía siquiera su cadaver'. Concluye el parte con las siguientes palabras, que traducen su pesar por esa desgracia: 'después regresé a bordo sin ninguna esperanza'.4
Por aquella época Ramón Castilla ha vuelto al poder, luego de derrotar en la Batalla de La Palma, el 5 de enero de1855, al general Rufino Echenique.
Pese al ambiente revolucionario y a los cambios de gobierno, la escuadra ha mejorado con la adquisición de nuevas unidades. Castilla compró, al concluir su primera administración, la fragata Amazonas. Echenique siguió el empeño de su antecesor en fortalecer el poderío naval peruano con la adquisición en Inglaterra de la fragata mixta Apurímac y las goletas Loa y Tumbes.
El 4 de marzo de 1856 Grau recibe su primer ascenso. El 10 de ese mes el comandante general de Marina devuelve al ministro del ramo, con el 'cúmplase y anotaciones de ordenanza', los despachos de los oficiales ascendidos. En esa relación figura el alférez de fragata AP Miguel Grau Seminario, a quien se destina al Apurímac, el mejor buque de la escuadra, que comanda el experimentado capitan de navío José María Salcedo.
A los ocho meses de servir Grau en el Apurímac, y cuando este buque se encuentra en el sur, estalla en Arequipa, el10 de noviembre de 1856, larevolución que proclama al ex presidente de la República General Manuel Ignacio de Vivanco. La insurrección, que gana pronto el departamento de Moquegua, es de franca tendencia conservadora, de abierta oposición, por tanto, a la Constitución liberal promulgada el mes anterior, así como a las leyes de exagerado extremismo votadas por la Convención en las que, por ejemplo, se prohíbe el establecimiento de la Compañía de Jesúsen el territorio de la república.
El movimiento de Vivanco gana adeptos y la escuadra peruana se pronuncia a su favor. En el Apurímac el teniente segundo Lizardo Montero Flores promueve la sublevación. Grau, que sin duda juzgó peligrosos los principios liberales de la Carta de 1856, siguió con otros oficiales a Montero, su amigo y paisano. Al Apurímac se unen muy poco después el Tumbes, el Loa, el Guise y el Izcuchaca.
El levantamiento a bordo del Apurímac ocurre en la rada de Arica el 16 de noviembre de 1856. En oficio de 20 de ese mes (que se encuentra en el archivo de la Comandancia General de la Marina), el comandante del buque, capitan de navío José María Salcedo, da parte a la Comandancia General de Marina 'de la inesperada sublevación de la fragata acaecida la tarde del 16' y encabezada por 'el teniente segundo Juan Lizardo Montero'. En la nota se explican los pormenores de la sublevación, realizada cuando 'bajó a tierra con el objeto de visitar al señor coronel Nicolas Freyre, Comandante General de la Dirección de Observaciones delSur'. Dice enseguida cuales eran los oficiales que quedaron a bordo de guardia y menciona, entre otros, al 'alférez de fragata don Miguel Grau'. Concluye el comandante Salcedo informando que los sublevados habían 'desconocido la autoridad del Gobierno'; que se reunieron con los presos políticos de los pontones Caupolican yHighlander, y que proclamaron al general Vivanco 'supremo regenerador de la República'.
Pero la revolución, que adquiere los caracteres de una guerra civil, fracasa. La escuadra vivanquista pasa por el Callao en enero de 1857 y luego sigue al norte del litoral peruano. Los insurrectos toman Trujillo y luego, Chiclayo, de donde se retiran perseguidos por Castilla, para embarcarse en Paita y caer en el Callao el 22 de abril, donde libran furiosa batalla en las calles del puerto. Derrotado Vivanco, se retira al sur y se atrinchera en Arequipa, ciudad que resiste un largo asedio y que finalmente es dominada en marzo de 1858, después de sangriento combate. Los marinos complicados en el pronunciamiento entregan los buques y son separados del servicio. La fragata Apurímac, última en rendirse, fondea en el Callao el 25 de ese mes de marzo y se pone a disposición del Gobierno.
Separación del servicio [editar


Estatua de Miguel Grau en Arequipa.
Separado del servicio, Miguel Grau no forma ya parte de la Marina Militar del Perú, pero vuelve al mar. Regresa a su origen, la marina civil como capitan de un buque inglés y hace viajes entre Américay Asia, experto marino con excelentes conocimientos nauticos.
Casi a los dos años, y mientras navega en buques mercantes por países lejanos, surge en el Perú un conflicto internacional. El Ecuador, para arreglar sus deudas con acreedores britanicos, ha cedido extensos territorios de la región fronteriza, pero ubicados dentro de los límites del Perú. Ramón Castilla anula todos esos actos al ocupar sin combate el puerto de Guayaquil en enero de 1860, y convoca después un Congreso Constituyente que dicta, en noviembre de ese año, una nueva Constitución, que suprime algunas de las liberales reformas de la Carta de 1856. El mariscal Ramón Castilla y Marquezado evoluciona radicalmente y pasa del liberalismo al conservadurismo, justificando así, quiza, en esta última etapa de su segunda administración, el pronunciamiento de Vivanco de noviembre de 1856, al que Miguel Grau prestó concurso. La Constitución de 1860 va a regir en el Perú, salvo pequeñas interrupciones, hasta 1920.
Reincorporación [editar
El 11 de abril de 1861 el Congreso Nacional expide la ley de reparación, ordenando que se inscriba en la lista militar a todos los jefes y oficiales del Ejército y de la Armada que fueron borrados de ella en virtud del decreto dictado el 15 de enero de 1855, diez días después de la Batalla de La Palma. Al mes siguiente, el 25 de mayo, el mismo Congreso promulga otra ley por la cual quedan comprendidos en los efectos de la anteriormente citada los 'Generales,Jefes y Oficiales, que hallandose o no en servicio, tomaron parte de la revolución que terminó el año 1858'.
Al cabo de tres años de ausencia, Grau, comprendido en los efectos de las mencionadas leyes de reparación, vuelve al Perú. En diciembre de 1861 se presenta al Gobierno y pide que se declaren los goces que le corresponden como indefinido. El recurso que lleva fecha de 6 de diciembre y que corre en original en su expediente de reconocimiento de servicios5 ).
En observancia de las disposiciones citadas por Grau, el 24 de abril de 1862 se resuelve favorablemente su solicitud, ordenandose inscribir al 'alférez de fragata Miguel Grau' en el 'Escalafón General de la Armada' con '7 años y 27 días de servicios' y, a la vez, se le expide 'cédula de licencia indefinida'.6
Solucionada su situación en la Marina militar, como oficial en retiro, Grau continúa en la marina civil todo el tiempo que dura la segunda administración del mariscal Castilla, que concluye su gobierno el 24 de octubre de 1862 y entrega la banda presidencial al mariscal Miguel de San Roman. Fallecido el nuevo presidente el 4 de abril de 1863, asume transitoriamente el poder el segundo vicepresidente, general Pedro Díez-Canseco, hasta el 5 de agosto de ese año, en que regresa de Europa el primer vicepresidente, general Juan Antonio Pezet. Al mes siguiente, en septiembre, Grau es llamado al servicio activo y ascendido.
Efectivamente, el 12 de septiembre de 1863, el comandante general de laMarina militar, capitan de navío José María Silva Rodríguez transcribe al señor Ministro de Estado en el despacho de Guerra y Marina la siguiente orden general de la Armada:
'Por decreto supremo de fecha de ayer, se ha llamado al servicio activo al alférez de fragata don Miguel Grau, que se hallaba en la condición de indefinido, expidiéndole al mismo tiempo despachos de teniente segundo de la Armada'. Y al día siguiente se dicta una resolución que dice: 'Su señoría el Comandante General del Departamento, se ha servido destinar a la dotación del vapor Lerzundi al teniente segundo de la Armada, don Miguel Grau.'
Menos de tres meses después, el 4 de diciembre, Grau es ascendido a teniente primero graduado.7
En comisión a Europa 


Fotografía de Miguel Grau.
En el Lerzundi, de 850 toneladas con 6 cañones, construido en Filadelfia en 1853, y reincorporado a la Marina de Guerra del Perú después de cuatro años de ausencia, Grau permanece a bordo sólo cuatro meses, durante los cuales estrecha su amistad con el comandante del buque, el prestigioso marino capitan de corbeta Aurelio García y García, intimidad que permanecera inalterable hasta el día de la muerte de Grau.
En la revista de comisario que mensualmente se realiza en todos los buques de la escuadra, y cuya relación se remite a la Comandancia General de Marina, figuran por última vez los nombres de García y García, como comandante del Lerzundi y de Grau, como su segundo, en enero de 1864. Yes que el Gobierno envía con premura a Europa a ambos jefes, así como a otros marinos, con el encargo de construir y adquirir modernas unidades navales que permitan reforzar la escuadra y hacer frente a cualquier agresión. Días antes de partir, el 8 de enero, se concede a Grau la efectividad del grado de teniente primero.8
La decisión del presidente de la república, el general Pezet, de comprar nuevos buques se justifica no sólo porque los que existen carecen de los mas modernos elementos de combate, sino porque las relaciones con España se tornan delicadas y difíciles (de acuerdo con las condiciones de la Capitulación de Ayacucho, el gobierno del Perú, cuya independencia España seguía sin reconocer, reconocía ciertas deudas con España, que aún no se habían pagado; la presión de los tenedores de bonos españoles, unido a la política de O'Donnell, tendente a incrementar el prestigio exterior de España, habían exacerbado las tensiones hispano-peruanas). Fragatas españolas de primera línea surcan costas peruanas desde julio del año anterior, causando alarma y recelo a los gobiernos de Perú y Chile, no obstante que la expedición, según se asegura, tiene un caracter exclusivamente científico.
Empero, los temores de un conflicto se confirman a raíz de las reclamaciones diplomaticas efectuadas por la flota española, fondeada en el Callao al saberse que, en la hacienda Talambo, en Chiclayo, había surgido un incidente entre campesinos, en el que resultó muerto unciudadano español. Tomando como excusa un incidente diplomatico (el gobierno español envió a un representante dotado de un título de la época de la colonia, cuya llegada fue considerada una intromisión en la soberanía interna peruana y, por tanto, no fue recibido por ninguna autoridad), el 14 de abril de 1864 la escuadra española, integrada por las fragatas Resolución y Triunfo y la goleta Covadonga, ocupa las islas Chincha y arría el pabellón peruano.
Para explicar la agresión, el comandante de la escuadra española, brigadier Luis Pinzón, habla de perentorios reclamos de súbditos españoles y en circular al cuerpo diplomatico afirma haber ejecutado un acto de reivindicación de derechos usurpados a la Corona de España desde la batalla de Ayacucho del 9 de diciembre de 1824.
De inmediato, los representantes extranjeros acreditados en Perú secundan las protestas del gobierno peruano por la ocupación de parte del territorio nacional y expresan que 'se seguira considerando a las Islas Chincha como pertenecientes a la república peruana'.
El Congreso Americano que reúne en Lima a plenipotenciarios de gobiernos amigos del Perú apoya también con toda decisión la enérgica actitud del gobierno peruano, de rechazo a la ocupación de las islas, y dirige una nota al jefe de la escuadra española, con fecha de 31 de octubre, defendiendo la soberanía del Perú sobre las islas. En uno de sus parrafos la nota dice:
'Esta ocupación a que no precedió la negativa por partede Perú a satisfacer reclamos clara y expresamente individualizados; que no fue consecuencia de una declaración de guerra hecha con arreglo a las prescripciones de la ley internacional; que se ejecutó bajo el amparo de un derecho de reivindicación y de un estado de tregua inconciliable con la independencia indisputada de la República del Perú, hiere los derechos de todos los estados del continente e introduce justas y fundadas alarmas en orden a los designios de la España sobre su condición de naciones independientes.'
Mientras estos hechos ocurren y las gestiones diplomaticas se tramitan, los marinos peruanos en Europa han intensificado sus actividades para la compra de buques, con resultados positivos. La misión confiada a ellos ha sido cumplida, tras examinar y reconocer las naves mas apropiadas que pueden adquirirse de inmediato, y se activan a la vez los trabajos de construcción de dos blindados.


Monumento de Miguel Grau en Acequia Alta,Arequipa.
En efecto, dos semanas antes de la ocupación de las islas Chincha, el 30 de marzo de 1864, se firma en Londres, con la casa J.A. Samuda & Brothers, la construcción de la fragata BAP Independencia, cuyo costo se estipuló en 108.000libras esterlinas. Los firmantes por Perú fueron el cónsul, Enrique Kendall, y el capitan de fragata Aurelio García y García.
En agosto, se decide en Europa la adquisición de dos corbetas francesas y los delegados fiscales en Londres, Manuel Pardo y José Sevilla, escriben alcapitan de navío José María Salcedo para que proceda sin demora a la compra de los buques franceses, que se hallan en Saint-Nazaire y en Nantes, y que han sido examinados por el comandante García y el teniente Grau. Se trata de las corbetas Shangay y San Francisco, mandadas construir durante la Guerra de Secesión de Estados Unidos por el gobierno de la Unión. Se trataba de buques de mucho andar, movidos a hélice, con fuerza de 500 caballos, 1.600 t y armados con 14 cañones de a 70 libras. En la mencionada carta se expresa que la resolución se adopta 'después de tomar en consideración las opiniones de los señores García y García y Grau'.9
No obstante estar resuelta la compra de las corbetas, la adquisición de la Shangay, a la que se re rebautizó comoBAP Unión, no se produce hasta fines de noviembre de 1864 y la de la San Francisco, rebautizada BAP América, hasta mediados del mes siguiente. Federico L. Barreda, nombrado ministro en París y Londres, había llevado a cabo gestiones para dotar a la Marina de Guerra con las unidades y fue el encargado de la compra.
Al particular, en carta que el 1 de septiembre de 1864 escribió el señor Barreda a Mariano J. Sanz, su antecesor como ministro en Londres, le dice que había reunido al comandante Salcedo 'con los señores García y García y Grau' para decidir sobre la compra de las naves examinadas (Unión y América) y que después de una larga discusión resultó el acuerdo unanime para la compra de los buques.10Adquiridas las corbetas, el teniente primero Miguel Grau es nombrado comandante de la BAP Unión . Inmediatamente Grau se dirige a Saint-Nazaire y se hace cargo del buque el 15 de diciembre de 1864.
Al día siguiente, García y García escribe al ministro de Guerra y Marina en Lima dando cuenta de los nuevos armamentos y buques comprados por el ministro Barreda y se refiere, en seguida, a la necesidad de 'oficiales idóneos para llenar esas dotaciones', lo que obliga al ministro, dice, a solicitarle que 'pusiese a su disposición al teniente primero Miguel Grau Seminario que se hallaba a sus órdenes, cosa que en el acto he verificado, pasando ese Oficial al continente'. Agrega que se ha quedado privado de los muy importantes servicios de Grau y que necesita 'oficiales inteligentes', para conservar 'la mayor vigilancia en los diversos trabajos del buque, armamento y maquinas', en atención a que se 'construyen en puertos separados por largas distancias'.11
Meses antes, el 12 de agosto, admitió el Perú la propuesta de la casa Laird de Birkenhead, frente a Liverpool, para construir un buque sólido con aparejo de bergantín. Ese otro blindado, cuya construcción va a vigilar el capitan de navío José María Salcedo, sera el Huascar, el buque donde encontraría honrosa muerte Miguel Grau.
El 31 de diciembre de 1864, el capitan de fragata Ignacio Dueñas, de la Comisión de Construcción Naval en Londres, escribe al ministro de Guerra y Marina en Lima y le confirma que Barredaha dado la comandancia de los nuevos buques BAP América y BAP Unión al capitan de corbeta Pardo de Zela y al teniente primero Miguel Grau.
Detenido en el Reino Unido 
La corbeta Unión sale de Saint-Nazaire enarbolando pabellón peruano el 18 de diciembre de 1864, tres días después que Grau tomara su mando, y fondea en elTamesis el 22 de ese mes. El 5 de enero de 1865 el conde Russel, canciller de Su Majestad Britanica, escribe al ministro peruano en Londres, Federico L. Barreda, para exponerle que se ha informado de la existencia en el Tamesis de un buque de guerra bajo bandera peruana y le pregunta si la legación lo reconocía como perteneciente a la Marina de Perú.
De inmediato el ministro Barreda contesta al conde y le indica que el buque a que se refiere es 'la corbeta de guerra peruana Unión, construida en Francia, y mandada por el teniente de navío don Miguel Grau'. Y como Barreda comprende que la nota obedece al propósito del gobierno britanico de mantener neutralidad en el diferendo entre Perú y España, agrega en su comunicación el siguiente parrafo: 'El Gobierno de S.M. debe descansar en la seguridad de que si desgraciadamente entrase mi país en guerra con alguna potencia amiga de la Gran Bretaña, el que suscribe no olvidaría ese deber ni permitiría que lo olvidasen sus nacionales'.
El 13 de enero de 1865 zarpa Grau con la Unión de Greenhithe, donde se encontraba fondeada y el 17 esta en Plymouth. Es en este puerto britanico donde Grausufre arresto de 48 horas, por orden de las autoridades britanicas, bajo sospecha de haber violado la ley que regula el enrolamiento de gente de mar. Su segundo, el teniente Felipe Pardo, dirige una nota al ministro del Perú en Inglaterra y Francia dando cuenta del suceso, acaecido cuando Grau salía de casa del almirante jefe del apostadero de Plymouth.12
Informado de lo ocurrido el ministro Barreda, que se encontraba en París, se traslada a Londres encargando la defensa de Grau, con la celeridad que el caso requería, al abogado de Plymouth Tilfourd Slater, a quien advierte que debe presentarse al juzgado de Dartford a exigir que el comandante de la Unión sea puesto en libertad sin condiciones. Por su parte, Barreda dirige al canciller britanico una nota de protesta por la arbitraria prisión de Grau, denunciando la grave falta cometida por las autoridades de Plymouth, y solicita la libertad del marino peruano.13 El canciller britanico contestó en seguida al Ministro del Perú expresando su profundo sentimiento por lo ocurrido con el comandante de la Unión, que ya se encontraba en libertad, y otorgó las mas amplias satisfacciones.
Efectivamente, el 20 de enero el abogado Slater encuentra en Dartford al comandante Grau preso y acusado de que dos operarios, contratados para trabajar en clase de carboneros a bordo de la corbeta Unión, se habían quejado de malos tratos. De las investigaciones hechas, resultó, en la audiencia, que el comandante Grau habíadespedido a los quejosos por insubordinados.
El cónsul del Perú en Londres, Enrique Kendall, en comunicación dirigida a Barreda, dando cuenta de los hechos realizados le informa de que, ventilado el juicio y sentada la protesta del Gobierno del Perú por al atropello cometido contra el comandante Grau, el Juez expresó que 'encontraba el testimonio insuficiente para la formación de causa' y declara 'que no había lugar para la detención', por lo que ordena la inmediata libertad del comandante de la Unión. Grau, en carta de 23 de enero dirigida a Barreda explica la forma como fue arrestado y las incidencias que pasó durante su detención.14 Solucionado el incidente, Grau apresura sus preparativos para regresar al Perú.15
La revolución restauradora [editar


Combate Naval de Iquique, de Thomas Somerscales (1842-1927).
Representación del enfrentamiento entre el monitor peruanoHuascar, al mando del capitan de navío Miguel Grau, y la corbeta chilena Esmeralda, al mando del capitan de fragataArturo Prat.
Mientras el Gobierno del Perú compra corbetas en Francia y apresura en el Reino Unido las gestiones para la construcción de dos blindados, continúan con España las representaciones diplomaticas, conversaciones a fin de obtener la devolución de las islas Chincha y el otorgamiento de una amplia satisfacción por lo que el gobierno peruano considera un acto de piratería internacional. Al tiempo, el Congreso expide la ley de 9 de septiembre de 1864 que autoriza alEjecutivo para que 'haga la guerra el gobierno de España' y expulse a los españoles de las islas Chincha.
Pero el tiempo transcurre sin que se restituyan las islas y el conflicto se agudiza. Y cuando mas arrecia la excitación pública, el Gobierno del Perú, por intermedio de su comisionado, el general Manuel Ignacio de Vivanco, celebra con el almirante español José Manuel Pareja, que ha reemplazado a Pinzón en el mando de la flota española, el tratado conocido con el nombre de Vivanco–Pareja; mas el pacto, suscrito a bordo de la fragata Villa de Madrid bajo la presión de un ultimatum, resulta inaceptable. No obstante que expresamente se desaprueba la ocupación de las islas y el alegado título de reivindicación de derechos, el arreglo hiere el orgullo nacional de los peruanos y hace que se intensifique la indignación popular. Y es que por el tratado, ademas de aceptar el Perú el reconocimiento de los créditos que pudieran existir a favor de súbditos españoles desde la época de la independencia, con la intervención de un comisario regio en las discusiones, se conviene en el pago de tres millones de pesos fuertes a favor de la Corona de España; suma que se abona de inmediato para cubrir, en concepto de indemnización, los gastos que la escuadra agresora ha soportado desde que ella misma promovió el conflicto ocupando las islas el 14 de abril de 1863. Se consigna también en el tratado el hecho inexacto de que el Perú se había negado a aceptar la devolución delas islas.
La situación se agrava con el repudio del tratado por la opinión pública. No se concibe cómo el país que ha sido víctima del atropello pueda acabar indemnizando al agresor. Las explicaciones del gobierno de que al devolver las islas se ha saludado a la bandera y que el arreglo pactado constituye un sacrificio que salva al país de los horrores de la guerra son insostenibles, en el caldeado ambiente político, propicio a la revuelta, que no se hace esperar.
El 28 de febrero de 1865 estalla en Arequipa la revolución que encabeza el prefecto coronel Mariano Ignacio Prado. En Chiclayo el coronel José Balta secunda el movimiento y se levanta en armas el 12 de abril. La revolución se organiza y el coronel Prado asume el cargo de comandante en jefe de la Revolución Restauradora y el coronel Balta, el de segundo comandante. El jefe político al que corresponde gobernar el país, en su caracter de segundo vicepresidente de la República, es el general Pedro Díez-Canseco.
La insurrección progresa en todos los frentes y las tropas restauradoras del norte y del sur avanzan sobre la capital y ganan nuevas poblaciones. Parte de la escuadra peruana, al mando del capitan de fragata Lizardo Montero, se adhiere al movimiento. La Amazonas, el Tumbes y el Lerzundi obedecen sus órdenes.
Entre tanto, Grau, que ha dejado el Reino Unido el 5 de febrero, se dirige con la Unión hacia las islas Madeira, junto con la América, comandada por el capitan de corbeta Juan Pardode Zela. El 12 siguen los dos buques a Cabo Verde donde tocan el 20 y el 22 continúan viaje a Río de Janeiro, puerto al que arriban el 6 de marzo. Aquí Grau se dedica a componer la maquina de la corbeta que ha sufrido desperfectos en la travesía. El 26 parte en convoy con la América pero, al siguiente día, después de navegar mas de 100 millas, Grau se ve obligado a regresar a puerto. Un furioso temporal causa graves daños a la Unión en su arboladura, al extremo de tener que ser remolcada por la América. De vuelta en Río de Janeiro las reparaciones de la Unión, entorpecidas por incesantes lluvias, demoran dos largos meses. Recién el 6 de junio, Grau puede hacerse a la mar. Un mes después, el 6 de julio, fondea la Unión en Valparaíso.
Ya desde el 1 de mayo, el presidente Pezet había ascendido a los comandantes de las dos corbetas. El artículo único de la orden general de la Armada, transcrita en oficio de 6 de mayo dice:
'Su Excelencia el Presidente con fecha 1º del actual, y con abono a la antigüedad del 31 de marzo último, ha expedido a favor del capitan de corbeta don Juan Pardo de Zela, despacho de capitan de fragata efectivo; para el teniente primero don Miguel Grau el de capitan de corbeta' (corre en el libro respectivo del escalafón de Marina, en la pagina 70) 'y al alférez de fragata don José E. Castañón el de teniente segundo.'

En Valparaíso Grau se informa de la grave situación que atraviesa el Perú y expresa a la oficialidad del buque sufirme resolución de combatir al lado de las fuerzas de Prado y de Balta. Nada vale ante él la solicitud que en nombre del Gobierno de Lima le formula su anciano padre, que ha hecho viaje a Chile con el sólo propósito de entregarle un mensaje personal del presidente de la República en el que le pedía sumisión al régimen constitucional. La Unión se une así a la escuadra rebelde y presta todo su apoyo a los ejércitos que combaten al gobierno.
Grau, como comandante de la Unión, realiza las operaciones que mas convienen al éxito de la revolución. Patrulla las costas, traslada tropas, vigila puertos, transmite informes y ejecuta distintas comisiones para la causa que defiende. En premio a los méritos efectuados y en pleno período revolucionario, es ascendido, el 22 de julio, a la clase de capitan de fragata por el segundo vicepresidente de la República, el general Pedro Díez-Canseco, que se encuentra esos días en la sierra del centro en unión del coronel Mariano Ignacio Prado, después de dominar todo el sur. Es interesante el parte, escrito por Miguel Grau, que eleva a la Comandancia General de Marina el 5 de octubre de 1865, estando al ancla en el puerto chinchano de Tambo de Mora.16
El Gobierno de Lima, por su parte, da de baja del cuerpo de la Armada, por orden general de 16 de agosto, a Grau junto con otros marinos que se habían adherido a la revolución. La revolución prosigue y los combates se suceden en todas partes, con resultados favorables a losinsurrectos. El coronel Balta en el norte obliga a rendirse a las tropas adictas al régimen: PiuraChiclayoTrujillo, Cajamarca y Huaraz reconocen la autoridad de Balta. Ganado el norte, gran cantidad de tropas viaja del norte a Pisco, para unirse con las del sur en Chincha y emprender en conjunto un mas vigoroso empuje sobre la capital. Los ejércitos revolucionarios entran en Lima el 6 de noviembre y obligan a capitular a las fuerzas del general Pezet.
Organizado el nuevo gobierno por el general Pedro Díez-Canseco, se realiza en la capital el 26 de noviembre un gran mitin popular en el que con aceptación de jefes del ejército se propone la dictadura, que el presidente rechaza. La dictadura es aceptada por el coronel Mariano Ignacio Prado, jefe de la revolución triunfante.
Se prepara sin demora al país para la guerra con España. El 15 de diciembre el Perú firma con Chile, que ya se encuentra en guerra con España desde el 6 de octubre, un tratado de alianza ofensiva y defensiva, al que después se adhieren Bolivia y Ecuador, y el 14 de enero de 1866 se formula de declaración del estado de guerra con España como culminación de los ideales de la revolución restauradora.
Guerra Hispano-Sudamericana [editar
Artículo principal: Guerra Hispano-Sudamericana.
Ajustada la alianza con Chile por el tratado de 5 de diciembre de 1865 y en víspera de la declaratoria de guerra a España, el Gobierno del Perú apresura la formación de una División Naval, bajo las órdenes delcapitan de navío Manuel Villar, la que queda integrada por las fragatas Amazonas y Apurímac y las corbetas Unión yAmérica, recién llegadas de Europa. A fines de diciembre salen hacia el sur para unirse a la escuadra chilena, compuesta por la Esmeralda y la Covadonga, ésta última capturada poco antes a los españoles entre Coquimbo y Valparaíso. La escuadra navega rumbo al Estrecho de Magallanes para dar encuentro a los blindados peruanos Independencia y Huascar, recientemente construidos, que se esperaba ya hubiesen salido de los astilleros britanicos rumbo al Callao.
El 15 de enero de 1866, al día siguiente de la declaratoria de guerra a España, la división del Comandante Manuel Villar llega a Chayahué, apostadero de la escuadra chilena en Chiloé, al abrigo de la isla de Abato. Ese mismo día la Amazonas, al introducirse por uno de los estrechos canales de Abtao, naufraga, quedando su casco varado en la playa.
Días después, el 21 de enero, las fragatas españolas Villa de Madrid y Blanca salen de Valparaíso en busca de la Escuadra aliada para empeñar combate. En la tarde del 7 de febrero, las fragatas españolas se aproximan resueltamente a los canales de Abtao. Se baten por parte de Perú, la fragata Apurímac, a órdenes del Jefe de la Flota peruana capitan de navío Manuel Villar y las corbetas Unión y América, a órdenes de los capitanes de fragata Miguel Grau Seminario y Manuel Ferreyros. Interviene también la goleta chilena Covadonga al mando del capitande corbeta Manuel Thomson.
Luego de dos horas de intenso fuego, las fragatas españolas abandonan los canales de Abtao con serias averías y el convencimiento de que no era posible forzar la resistencia naval de la escuadra aliada. A los pocos días después del combate naval de Abtao, la escuadra aliada se traslada a Huito, cuyo canal de acceso tiene mejores defensas que el apostadero de Chayahué.
Atestiguando la valía de las corbetas peruanas, el comandante de la Villa de Madrid, Claudio Alvear Gonzales, en el parte que sobre el combate de Abtao pasó al Jefe de la Escuadra española decía, lo siguiente: “Los tiros mas certeros, de mas alcance y de mas efecto fueron los de las dos corbetas peruanas América y Unión”. Por su parte el Jefe de la Escuadra chilena Juan Williams Rebolledo, saludando los resultados del combate de Abtao, felicitó al capitan de navío Manuel Villar con la siguiente carta:
'Aproximandose la salida del vapor de la carrera y deseando imponer al Supremo Gobierno el hecho de armas que tuvo lugar el 7 del actual y que V.S. con tanto acierto dirigió, espero que V. S. me dara los pormenores a fin de comunicarlos. Esta oportunidad me permite congratular a V. S. y a los Jefes, Oficiales y tripulaciones peruanas, por el arrojo y serenidad que han manifestado durante las dos horas que duró el combate, bajo un fuego sostenido por ambas partes y por el resultado favorable que se ha obtenido, el cual se debe a la Escuadra del Perú. V. S. sabebien cuanto importa la derrota que han sufrido las naves enemigas y la prueba que han dado sus subordinados es un motivo poderoso para esperar mas tarde un espléndido triunfo.'


Monumento a Miguel Grau en Genova, Italia.
Después del resultado favorable del combate, las corbetas Unión y América salen el 25 de marzo nuevamente en dirección sur al Estrecho de Magallanes, para encontrarse con los nuevos blindados peruanos, que con toda seguridad estaban en viaje al Perú. De retorno, sin encontrar a los blindados, Grau al mando de la Unión, fondea en Valparaíso, puerto desguarnecido que había sido bombardeada el 31 de ese mes por la escuadra española. Recogiendo en este puerto al almirante Manuel Blanco Encalada, nuevo Jefe de la Escuadra chilena y algunos otros marinos, la Uniónretorna a Huito, en donde permanece hasta el 15 de mayo en que se dirige nuevamente a Valparaíso. De este puerto, vuelve al sur hacia Ancud, para reunirse con el resto de la flota aliada, en espera de los acorazados peruanos.
En el norte, la guerra continúa y el almirante español Casto Méndez Núñez, al mando de siete navíos, decide incendiar el Callao, así como lo ha hecho con Valparaíso. Cumpliendo su anuncio, el 2 de mayo rompe los fuegos de 300 cañones sobre el puerto peruano. Después de mas de cuatro horas de intenso bombardeo, en el que dos fragatas españolas tuvieron que retirarse tras ser alcanzadas por las defensas costeras, la escuadra española se retira sin haber cumplidosus objetivos, para no regresar jamas. En dicho combate muere el ministro de Guerra y Marina, José Galvez, tribuno liberal.
La fragata Independencia y el monitor Huascar, que el Perú esperaba ansiosamente, salieron de sus respectivos astilleros del Tamesis y del Mersey, en enero de1866, al mando de los comandantes Aurelio García y García y José María Salcedo. Los buques se juntan en Brest el 20 de febrero y el 27 dejan ese puerto con rumbo a las Azores, donde arriban el 4 de marzo. El 7 zarpan rumbo a San Vicente, en el archipiélago de Cabo Verde, en donde anclan el 12. El 1 de abril, después de un accidentado viaje, fondean en Río de Janeiro. El 24 de mayo, son avistados por la América en el Estrecho de Magallanes. Y el 7 de junio arriban a Ancud, donde se reúnen con el resto de la escuadra peruana. El 11 de junio, la escuadra peruana, sale con rumbo a Valparaíso, puerto en el que permanecen anclados cerca de dos meses, a órdenes del capitan de navío Lizardo Montero, que ha sucedido en el mando al almirante Salcedo. La flota espera en Chile, órdenes del Gobierno de Lima.
Arresto en la isla de San Lorenzo 
Mientras la escuadra peruana se movilizaba, el Gobierno de Lima, después del combate naval del 2 de mayo, tenía en proyecto una expedición naval a Filipinas con los nuevos blindados, a fin de desalojar de esas islas a los españoles. Para realizar esa audaz empresa el Gobierno peruano contrata en Estados Unidos de Américaal contralmirante dela marina estadounidense John R. Tucker, quien arribó a Valparaíso a principios de julio, asumiendo sus funciones de Jefe de la Escuadra. La insignia fue izada precisamente en la Unión, la nave que Miguel Grau comandaba. Sin embargo, antes que el almirante John R. Tucker asumiera el mando, los marinos peruanos, noticiados que la escuadra peruana iba a ser comandada por un almirante extranjero, escribieron al Gobierno de Lima, expresando la penosa impresión que les causaba esa resolución que, en buena cuenta, significaba dudar de su lealtad y competencia y solicitaron que el nombramiento del almirante Tucker fuera revocado o, en su defecto, que se accediera al relevo de sus puestos.
El Gobierno de Lima desechó la petición de los comandantes y jefes de los buques anclados en Valparaíso y, el 23 de julio, expidió una resolución suprema, por el ramo de Guerra y Marina, disponiendo que el Secretario de Estado en el despacho de Hacienda y Comercio, Manuel Pardo, viajara a Valparaíso, investido de amplias facultades, para arreglar todo lo concerniente al servicio de la Marina. Dos días después en el transporte de guerra Callao, parte el Secretario de Estado, llevando consigo a los jefes y oficiales de Marina que debían llenar las plazas vacantes, de conformidad con las instrucciones recibidas.
Al arribar a Valparaíso, el Secretario de Estado Manuel Pardo transcribe al capitan de navío Lizardo Montero, Comandante de la Flota, la resolución del 23 de julio. Comolos marinos insistieron en su renuncia, el señor Pardo les dirigió una nueva comunicación, el 3 de agosto, en los siguientes términos:
En virtud de la nota que he tenido el honor de poner en manos de U. S. y de las órdenes supremas, sírvase U. S. disponer que se haga reconocer como comandantes de los buques de guerra a los siguientes jefes: al capitan de navío don José María Salcedo, como Comandante del monitor Huascar; al capitan de navío don José María García, como Comandante de la fragata Independencia; al capitan de fragata, don Juan Pardo de Zela, de la corbetaAmérica; y al capitan de corbeta don Camilo Carrillo, de la corbeta Unión.
Dos días después se remitió a los marinos la siguiente orden circular: “Que los jefes, oficiales y guardiamarinas se presenten en 24 horas a bordo de los buques a donde haran renuncia, por el conducto regular, los que no quisieran continuar en el servicio. Los que no cumplieses con venir quedaran declarados desertores de la armada al frente del enemigo”. Luego, se ordenó a los renunciantes que se embarcaran en el transporte Callao en el que serían llevados el primer puerto de la república del Perú.
Los jefes y oficiales de los buques surtos en la rada de Valparaíso se sometieron a las disposiciones del Gobierno peruano, y entregaron los buques a los marinos embarcados en el transporte Callao para reemplazarlos. Miguel Grau dejó la Unión al capitan de corbeta Camilo N. Carrillo. Los marinos renunciantes, llegados alCallao el 15 de agosto, fueron llevados a la isla San Lorenzo, frente a La Punta, Callao, en condición de arrestados. Sumaban mas de treinta los marinos arrestados. En el diario El Comercio del 16 de agosto de 1866, se inserta un telegrama del Callao del día anterior, que dice así: 'A las 5 ½ ha fondeado el vapor de guerra nacionalCallao, procedente de Valparaíso, de donde salió el 8 del presente. Vienen a su bordo el comandante Montero y todos los jefes y oficiales que se negaron a reconocer al contralmirante Tucker. El Callao fue puesto en incomunicación”. El 24 de septiembre de 1866, desde Valparaíso el contralmirante John R. Tucker agradece el despacho de contralmirante de la Armada del Perú, que le confiere el Gobierno “durante la guerra con España”.
En la isla San Lorenzo los marinos fueron sometidos a juicio acusados de insubordinación, deserción y traición. Rosendo Melo, en su libro Historia de la Marina del Perú, editado en Lima, en 1907, cuenta que esta detención fue sólo nominal, lo mismo que el sumario y dice
El cautiverio no impedía pasar la mayor parte de su tiempo en Lima o en paseos por la isla, cuando no lo empleaban a bordo en ejercicios de esgrima, de tiro o de natación. Montero florete en mano no se dejaba tocar. Grau, nadando era un pez.


Los 'Cuatro Ases de la Marina': Grau, Montero, García y García, Ferreyros.
El juicio duró seis meses. El 24 de enero de 1867 los jefes y oficiales detenidos fueron llevados de la isla SanLorenzo al puerto del Callao, en donde quedaron presos, teniendo la ciudad por carcel. Al día siguiente, entró en funciones el Consejo de Guerra, en el local de la extinguida Comandancia General de Marina, presidido por el mariscal Antonio Gutiérrez de la Fuente e integrado por los generales de división, Manuel Martínez de Aparicio, y José Rufino Echenique y por los generales de brigada, Pedro Cisneros, Baltasar Caravedo, Luis La Puerta y Nicolas Freyre. El comandante Miguel Grau Seminario tuvo como defensor al orador e insigne abogado de la segunda mitad del siglo XIX, Luciano Benjamín Cisneros. La defensa de Cisneros se basó en que no hubo insubordinación, por cuanto Grau había acatado las órdenes del Gobierno al embarcarse en el transporte Callao, que no hubo rebelión, por cuanto “sólo había planteado una renuncia y finalmente, que no podía ser desertor, por cuanto el Gobierno lo había separado de su cargo”. Ademas el hecho de indisciplina quedaba descartado, al haber presentado su petición antes de que el comodoro Tucker se hiciera cargo de su puesto.
El 9 de febrero de 1867 culminaron las defensas y el Consejo pasó a sesión secreta. El 11 se dictó sentencia y, por unanimidad de votos, el Consejo declaró inocentes a todos los procesados.
Repuesto en sus derechos y prerrogativas y salvado su honor de marino, Miguel Grau pide licencia a la Comandancia General de Marina, en oficio de 30 de marzo de 1867 para ocuparse en la marina mercante “en ejercicio desu profesión naval”. El 2 de abril la licencia es concedida y, cuatro días después, Grau formula otra en que solicita, de conformidad con las ordenanzas navales, permiso para contraer enlace con la distinguida dama limeña Dolores Cabero y Núñez. Otorgada la autorización, el matrimonio se realiza en la parroquia del Sagrario en Lima el 12 de abril de ese año. Apadrinan la boda el general Miguel Medina y la señora Luisa Núñez de Cabero. Los testigos son tres íntimos amigos del novio, marinos también: Manuel Ferreyros, Aurelio García y García y Lizardo Montero. Ya se les conocía por ese entonces como los Cuatro Ases de la Marina.
A poco de los hechos relatados, el contralmirante John Tucker cesó en el mando de la escuadra, recibiendo en cambio, una comisión para exploraciones en los ríos de la selva amazónica peruana, volviendo el comando de los buques a marinos peruanos.
Miguel Grau en el monitor Huascar 
El 31 de agosto de 1867 se promulga en el Perú una nueva Constitución, que reproduce las reformas liberales de la Carta de 1856, abolidas por la Constitución de 1860. Su espíritu, excesivo para la época, hace que estalle la insurrección, acaudillada en el sur por el general Pedro Díez-Canseco y en el norte por el Coronel José Balta. El ambiente popular exaltado favorece la causa revolucionaria que, en Arequipa y Chiclayo, triunfa después de sangrientos combates.
Miguel Grau, que desde mayo de 1867 sirve en la marina mercante, en un barcobritanico, es llamado a reincorporarse a la Armada del Perú por el General Pedro Díez-Canseco, que ha vuelto a la Presidencia de la República el 22 de enero de 1868.
El 27 de febrero Grau es nombrado comandante del monitor Huascar, con el grado de capitan de fragata, cargo que va a retener mas de ocho años consecutivos y que sólo dejara en 1876 cuando se incorpora al Congreso como diputado por Paita, para reasumirlo después en 1879 al empezar la Guerra del Pacífico que enfrentó a Bolivia y Perú de un lado y Chile de otro. El buque fue bautizado con ese nombre por designación expresa del General Pezet, que impartió con tal objeto una Orden General el 13 de septiembre de 1865. La referida Orden justifica el nombre así 'nombre que por ser el del último Monarca legítimo que ocupó el trono de los Incas, encierra en sí grandes recuerdos históricos'.
Fue estando en el Huascar, buque de su predilección, que Grau recibe el 25 de julio de 1868 el ascenso a capitan de navío graduado, que le confiere el presidente de la República, el general Pedro Díez-Canseco. Grau sólo tiene 34 años de edad.
Una semana después del ascenso de Grau, el 2 de agosto de 1868, asume la Presidencia de la República, en elecciones libres, el Coronel José Balta, de limpia trayectoria militar y política y una de las figuras mas puras y de mayor relieve de la historia peruana. Grau es amigo y gran admirador de Balta desde años atras. Ambos han peleado en el mismo campo, en defensa de los mismosideales, en 1865 contra el Tratado Vivanco–Pareja, y luego en la guerra con España. Balta, que aprecia a Grau y conoce sus cualidades, lo confirma en el mando del Huascar durante los cuatro años de su periodo de gobierno.
Con el advenimiento de Balta al poder se inicia en el Perú una época de efectiva paz social y de auténtica prosperidad en todas las actividades nacionales. Se ejecutan grandes obras públicas, caminos, ferrocarriles, puentes, muelles, irrigaciones, puertos, progresando en infraestructura el país en forma que no tiene precedentes en la historia peruana. De lo que nadie se dio cuenta en aquella época es que la aparente bonanza de que gozaba el país era producto de los empréstitos de la casa Dreyfus, producto del denominado Contrato Dreyfus, por el que la casa Dreyfus adelantaba cantidades de dinero en metalico a cambio de la explotación y comercialización, en régimen de monopolio, del guano y el salitre, a la sazón la mayor riqueza del Perú por esa época). La casa Dreyfus a cambio, debía pagar con las utilidades que le reportara al Gobierno peruano.
Por aquella época, ya Grau gozaba de alto prestigio internacional, como experto marino y hombre recto de imparcial criterio, que es designado arbitro para que se pronuncie sobre las responsabilidades derivadas de una colisión entre dos buques de guerra extranjeros, uno britanico, Glaid Maiden y otro estadounidense Kit Carson, pronunciando su fallo en noviembre de 1868. En 


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