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Aztecas - aspectos culturales, la pintura, literatura y música



AZTECAS.
Aspectos Culturales:
Diversas tradiciones artísticas convergieron, desde la Antigüedad clasica hasta los últimos siglos antes de la conquista española, para fundirse en el crisol azteca. Culturas como la tolteca y la mixteca implantaron en el valle central de México un arte que ejercería una poderosa influencia sobre los aztecas, sobre todo en el siglo XV.

La pintura, literatura y música

Fuera de la arquitectura, los aztecas destacaron en practicamente todas las demas artes, como en el caso de la pintura, donde el escriba azteca ostentaba el título de pintor. De hecho, los manuscritos jeroglíficos y pictograficos, se refirieran a los mas diversos temas, eran recopilaciones de imagenes, secuencias de cuadros cuidadosamente dibujados y coloreados. Los códices (manuscritos antiguos) aztecas muestran influencias mixteca y de la zona mixteca-puebla.



Es imposible separar a la literatura de la música en la cultura azteca, como sus propias palabras lo demuestran: cuicatl significaba canto y poema. El nahuatl era la lengua que usaban los aztecas y, por su agilidad y riqueza, se prestaba perfectamente tanto para la descripción de acontecimientos como para registrar ideas abstractas o elaborar largos discursos salpicados de imagenes y sentencias, a las que los mexicanos eran muy entusiastas.

Conclusión

Los mexicas fueron una civilización sorprendentemente increíble, a base de que se tiene una breve información acerca de ellos, no han dejado de sorprender al ser humano moderno. En parte soncomo la oveja negra que se venga, al principio nadie hubiera supuesto de las civilizaciones alrededor que los aztecas fueran a ser lo que se llegaron a convertir.

Aportan un gran conocimiento al mundo actual y día con día todos quieren averiguar mas de sus misterios. Las piramides que construyeron son asombrosas. Sus adoraciones por las fuerzas naturales marcaban mucho sus formas de hacer las cosas y hasta pensarlas. Eran muy religiosos de una manera en que tendrías que entenderlos antes de poder convivir con ellos. Sus sacrificios me parecían una tontería pero hasta la actualidad se siguen realizando.

Los mexicas eran un pueblo guerrero, eran ganadores, lograron conquistar todos sus alrededores. El imperio azteca fue el mas importante en todo centro América y Norte América. Sin embargo siento que siempre tuvieron lo que necesitaban nunca exageraban y por esa razón siento que los españoles los conquistan.

Siento que el error mas grave que se hizo fue someter a los aztecas, si los españoles hubieran llegado a socializar y a intercambiar conocimientos ambos se hubieran tenido grandes beneficios. Pero fue un abuso el que hubo ahí, a mí me alegra que los españoles hayan llegado sin embargo me desagrada que hallan llegado de tal manera.


Aspecto Religioso

La vida cotidiana de aquel pueblo guerrero, era regida por un profundo sentido religioso hacia la vida y la muerte, así como con los elementos de la naturaleza que propiciaban la existencia de la vida humana. Por ello, la visión del pueblo mexica ensu relación con la naturaleza, fue desarrollar su técnica y su cultura, sin deteriorar al medio ambiente que los rodeaba.

Como muchos otros elementos de su cultura, los aztecas adoptaron las creencias religiosas de las naciones en cuyo medio vivían. Hasta el fin de la independencia azteca su estado se distinguió por una notable tolerancia en cuanto a divinidades extrañas y conceptos religiosos ajenos. Su religión era un sincretismo que adoptaba con la mayor facilidad incluso a las deidades de las naciones vencidas. Mientras fueron una tribu nómada, los aztecas se guiaron en materia religiosa por los oraculos de Huitzilopochtli, divinidad personificada en un colibrí momificado que cargaban los sacerdotes y que se convirtió en el dios solar y de la guerra.

Según la leyenda azteca, fue este dios el que indujo a la tribu, el año del pedernal (año de su nacimiento) a abandonar su tierra nativa de Aztlan y emprender una peregrinación que había de durar siglos, antes de su establecimiento definitivo en la laguna de Tenochtitlan. El culto de Huitzilopochtli mantenía a los aztecas aislados de sus vecinos y en un estado permanente de guerra. Cuando sus relaciones con los pueblos vecinos se volvieron amistosas, los sacerdotes llegaron al extremo de sacrificar la novia extranjera de su jefe la divinidad tribal, provocando de este modo una guerra sin cuartel. Huitzilopochtli tenía, desde un principio, ciertas relaciones con las divinidades estelares de los nómadas del norte, al contacto con las naciones mas civilizadasdel valle de México, adquirió atributos nuevos. Por boca de sus sacerdotes proclamó que gracias a él sol y finalmente se le identificó con la deidad solar.

Las creencias imperantes en el territorio mexicano eran en el fondo pesimistas y fatalistas. Tanto los aztecas como sus vecinos creían que varios mundos o “soles” se habían sucedido unos a otros, para caer en la ruina en medio de terribles catastrofes. La última fase de tales ciclos, y en la que vivían los propios aztecas era la quinta.

El calendario se relacionaba íntimamente con los acontecimientos divinos y estelares, y cada fin de siglo (de 52 años) acarreaba el peligro del fin del mundo. Cuando los aztecas llegaron al valle de México, encontraron allí sistemas religiosos milenarios. Los mayas poseían un calendario religioso complicadísimo y preciso, mucho tiempo antes de que existieran los aztecas. Los toltecas, totocanos, y otras naciones les habían precedido en la formación de conceptos y símbolos religiosos. Los aztecas no tuvieron dificultad sin embargo en aculturarse religiosamente.

Huitzilopochtli y otras deidades asociadas en él se transforman hasta figurar entre los creadores del mundo. Tal sistema llevó a un politeísmo exacerbado, en el que los sacerdotes procuraban establecer cierto orden, atribuyendo características o poderes de la enorme variedad de dioses a las divinidades fundamentales.

Privaban también ciertas ideas abstractas, heredadas de las nociones que les transmitieron sus conceptos religiosos. En el origen del mundoveían dos fuerzas que incorporaban la dualidad del mundo y que eran creadores de los dioses mismos.

Eran estas Ometechtli (señor de dualidad o segundo señor) y Omecíhuatl (señora de la dualidad o segunda señora), ambos símbolos de fertilidad, a los que se adoraba con ofrendas de mazorcas de maíz. Dice Alfonso Caso (la religión de los aztecas): “una escuela filosófica muy antigua sostenía que el origen de todas las cosas es un solo principio dual, masculino y femenino, que había engendrado a los dioses, al mundo y a los hombres; y superando todavía esta actitud, en ciertos hombres excepcionales, como el rey de Texcoco, Nezahualcóyotl, aparece ya la idea de la adoración, preferente a un dios invisible que no se puede representar, llamado Tloque Nahuaque o Ipalnemohuani (el dios de la inmediata vecindad, Aquél por quien todos viven), que esta sobre los cielos y colocado en el punto mas alto, y del que dependen todas las cosas. Si ésta no es una actitud francamente monoteísta, porque se admite todavía la existencia y el culto de otros dioses, sí indica que en las mentalidades excepcionales del pueblo azteca, había ya nacido el afan filosófico de la unidad, y que buscaba una causa única de la que estuviera por encima de los dioses, como éstos estan por encima del hombre”.

De mayor importancia practica que las especulaciones de hombres como Nezahualcóyotl, eran los mitos oficiales y las doctrinas que enseñaba el sacerdocio azteca. Según tales mitos, los dioses se habían reunido al anochecer en Teotihuacan, y unode ellos se había arrojado en calidad de ofrenda sacrificial en un gran fuego. De este fuego resurgió transformado en un sol que brillo esplendoroso, pero inmóvil. No tuvo fuerza para moverse. Necesitaba sangre para iniciar su carrera triunfal. Entonces los demas dioses se inmolaron y el sol, fortalecido por su sacrificio, emprendió su curso por el firmamento.

Este drama cósmico se repetía entre los aztecas constantemente. Era preciso nutrir al sol con agua preciosa (chalchíhuatl), que no era otra cosa sino sangre humana. De no haber sacrificios, el mundo se sumiría en la oscuridad y perecería. El peligro de un desastre universal se evitaba cada vez que el sacerdote alzaba un palpitante corazón humano para depositarlo en el cuauhxicalli. El hombre tenía él deber de ofrecer alimento “a nuestra madre y a nuestro padre, la tierra y el sol”. Por regla general, los prisioneros de guerra constituían ese alimento. Pero no eran los únicos sacrificados. Había sacrificios de mujeres a las que se decapitaba, mientras ejecutaban una danza ritual y pretendían ignorar la suerte que les esperaba, y de niños para aplacar a Tlaloc y a la diosa terrestre.

Tal parece que los sacrificios humanos se acostumbraban aún antes de la llegada de los aztecas al valle de México. Pero éstos hicieron de la costumbre ritual imprescindible, fundamento mismo de su religión. Su expansión política y su misma grandeza se debieron en parte a la necesidad de proporcionar víctimas humanas a Huitzilopochtli. Muchos militares rechazaban honores,fortuna y nuevas posiciones que los enemigos les ofrecían, prefiriendo estar muertos en sacrificio o suicidarse al caer prisioneros.

Según dice el códice florentina a la llegada de los conquistadores españoles, Moctezuma mandó dos cautivos para que fueran sacrificados ante los que creían dioses blancos. Los españoles por cierto acostumbrados a verter sangre y a matar, quedaron asqueados al ver el sacrificio. Algunos escupieron otros cerraron sus ojos y menearon sus cabezas en señal de aborrecimiento.

La principal divinidad azteca Quetzalcóatl fue heredada de los toltecas, este no requería sacrificios humanos y prefería las ofrendas de serpientes, pajaros y mariposas. Los mitos aztecas son interpretaciones de las fuerzas de la naturaleza. Huitzilopochtli, divinidad protectora aparece en una leyenda como espíritu puro, pero en otra concebido por Coatlicue sin contacto masculino. Su templo era uno de los mas grandes y ninguna empresa importante se iniciaba sin consultar a su oraculo. Era el propio tiempo del dios de la guerra, pero también el sol en su plenitud y la reencarnación del guerrero caído en batalla.

Para los habitantes agrícolas eran de mayor importancia las divinidades agrias. La principal de ellas Tlaloc, ingreso en el panteón azteca como dios de la lluvia. Igual que las demas, era de caracter ambivalente: beneficioso en su calidad de dispensador de vida y fertilidad, de dueño del maíz, también podía ser destructor, que lanzaba tempestades o provocaba sequías al abstenerse de conceder lalluvia. Tlaloc era dios principal de los campesinos. Su templo igualaba Tenochtitlan al de Huitzilopochtli, y su sumo sacerdote tenía rango igual al de aquél.

Varias divinidades como Chalchiuhtlicue (diosa de los lagos y de los ríos) y Uixtocíhuatl (de los mares) estaban asociadas al culto de Tlaloc. De origen probablemente tolteca es Quetzalcóatl, dios del viento, de la agricultura y del planeta Venus. Tenía sus templos mas importantes en Tula y Cholula, pero era reverenciado incluso entre los mayas como Kukulcan. Lo veneraban como creador de la civilización y le atribuyeron el invento del calendario, de las artes y las industrias, el descubrimiento del cacao y otros logros culturales. Era la deidad propia de los sacerdotes, simbolizada como serpiente emplumada.

Tezcatlipoca, dios de la noche, representado a veces con piel de ocelote (noche estrellada) y relacionado con la constelación de la Osa Mayor. Es el dios de la providencia, que esta en todas partes u lo sabe todo; el inventor del fuego, hermano y a la vez enemigo de Quetzalcóatl. Se representa sobre las cuatro direcciones, pero con color diferente en cada caso. Los poderes y atavíos de este gran dios pasaron a las divinidades tribales, con la difusión de la religión mixteca, y el culto de Tezcatlipoca se extendió al valle de México. El Tezcatlipoca rojo del occidente tomo el nombre de Xipe o Camaxtli el dios tutelar de Tlaxcala, Huitzilopochtli asumió las funciones del Tezcatlipoca azul del sur y fue igualmente un dios solar, pero su adversario ydeidad opuesta de la noche, retuvo el nombre de Tezcatlipoca y se le representaba como Tezcatlipoca negro del norte. Quetzalcóatl era representado como Tezcatlipoca blanco, asociado con el oriente como una estrella de la tarde.

El maíz y la agricultura se manifiestan como otras divinidades menos feroces, a veces en forma de mujeres jóvenes y hermosas: Chicomecóatl (serpiente), diosa de las cosechas y de la subsistencia; Xilonen (madre del maíz tierno) y Xochipilli (príncipe flor) y Maxcuilxóchitl (flor). La diosa Mayahuel lo era del maguey y del pulque. Entre las divinidades femeninas sobresalía Coatlicue (la de la falda de serpientes), madre de los dioses y especialmente de Huitzilopochtli.

La mayoría de las divinidades femeninas se relacionaban con la tierra, vegetación y la fertilidad. Chihuacóatl (mujer serpiente) o Tonatzin (nuestra madrecita), reina su santuario en el Tepeyac. Era la divinidad del parto, y se la representaba a menudo con un niño en brazos. Según el mito azteca, ella amasó los huesos de Quetzalcóatl y formó de ellos la humanidad podía provocar infortunios y pobreza. Se aparecía a los hombres de forma de bella mujer, y en la noche vagaba y emitía llantos y voces plañideras. Tlazoltécotl (comedora de inmundicia) también madre de los dioses y del amor carnal, “comía” los pecados de la humanidad. En su culto era importante la confesión y la absolución. Igualmente relacionados con la tierra estaban los dioses de la muerte Miclantecuhtli (señor de la muerte) Mictllansíhuatl (señora de lamuerte), cuyas estatuas llevan mascaras de craneos humanos y que se concebían dominando los infiernos y el norte. Tepeyólotl (corazón de las montañas) era otra divinidad terrestre, lo mismo que Tlaltecuhtli (señor de la tierra) en constrante este último con Tonatiouh (dios del sol), divinidad solar relacionada con Huitzilopochtli y Tezcatlipoca.

Había una enorme variedad de dioses en el panteón azteca. No sólo las fuerzas de la naturaleza, sino también las actividades humanas, las regiones del país, las ciudades y los pueblos, las estratificaciones sociales y los oficios tenían sus deidades propias. El gran numero de divinidades requería una poderosa casta sacerdotal y un ritual complicado.

Desde el nacimiento hasta la muerte, la vida del azteca se desenvolvería dentro de la religión, no había actividad que no estuviera supeditada a ella: la guerra, las festividades, la educación, el arte, las ciencias y hasta los bailes y diversiones. Los aztecas no se conformaban con someter a un pueblo y exigirle tributo: llevaban cautivas a sus divinidades y luego las incorporaban a su propio panteón.

Los astros y sus divinidades intervenían en todos los actos humanos. La muerte del hombre no era definitiva pues podía convertirse en cuahtéocatl (compañero del sol) o ingresar en el paraíso del Tlaloc (Tlalocan), donde abundaban flores e imperaba la felicidad. Aún los que no tenían la suerte de encontrar la dicha en esa forma, cruzaban el río del inframundo en compañía de un perro incinerado con el cadaver de un hombre.


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