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El colonialismo Inka, el consumo de chicha y los festines desde una perspectiva de banquetes políticos



Universidad Antonio Ruiz de Montoya




El ensayo publicado en el Boletín de Arqueología PUCP (n° 7, 2003, 355-363) El colonialismo Inka, el consumo de chicha y los festines desde una perspectiva de banquetes políticos, Tom D. Dillehay analiza el concepto de caracter político de las fiestas públicas en el Estado Inka. En la “Introducción” a este trabajo Dillehay refiere que “el propósito de este breve ensayo se limita a enfocarse en el entendimiento de las transformaciones que las sociedades indígenas de los Andes experimentaron durante su prolongado encuentro cultural con el Estado Inka”.


Durante la historia los distintos sistemas de gobiernos utilizaron mecanismos diferentes para regular y controlar las poblaciones dominadas. Entre estos mecanismos la división de la tierra agrícola tributaria en tres categorías fue una practica inkaica. El ensayo de Dillehay enfoca el consumo de alimentos y bebidas durante festividades públicas como una forma de control estatal en las poblaciones locales, pues “en la vida civil o religiosa, las fiestas constituyeron un medio de desahogo importante para amortiguar las penurias de la vida campesina”.




En la segunda parte del ensayo de Dillehay titulado “Elbrindis andino y la población” refiere que el alcoholismo era poco común en las comunidades andinas, mas el brindis con la cerveza de chicha y la intoxicación ritual se encontraban presentes en toda ceremonia de importancia. Una forma de demarcar las distintas posiciones sociales era el protocolo que se seguía al momento de atender a los participantes de estos festines, pues eran tratados y servidos de acuerdo a un orden formal, a su estatus y posición en la jerarquía social. Otro factor importante al momento de indicar la posición social constaba en el uso de distintos recipientes para el consumo de las bebidas. En orden ascendente, los primeros hacían uso de tazones de calabaza, los siguientes recipientes elegantes, mientras que los recipientes de oro y plata eran usados para las posiciones mas importantes.
La intoxicación ritual fue una tradición andina. Pero, se piensa que la producción de maíz y el consumo de chicha, y su rol en los banquetes políticos, alcanzó su apogeo en el Estado Inka puesto que el maíz gozaba de importancia incluso en los productos de subsistencia. Morris señala que “era la bebida que los líderes generosos debían proveer como parte de sus obligaciones de autoridad”.
Dillehay termina la segunda parte de su ensayo concluyendo que la chica era un medio que permitía que el excedenteagrícola producido pueda ser convertido, a través del banquete, en trabajo, prestigio social y poder político.


En la tercera parte del trabajo de Dillehay, “Los festines, la chicha y la construcción social del colonialismo en el Estado inka”, refiere que la expresión pública de la religión consistía de banquetes y festivales. Esto dado que el consumo comunal de comida y bebida administradas por los inka marcaba el ritmo de la sociedad estatal. Los banquetes servían para distintos propósitos, como la formación de alianzas para la guerra, matrimonios, movilización del trabajo, etc. “El éxito político de los inka estuvo basado en mecanismos administrativos complicados que operaban y extendían dentro de la estructura administrativa, que ya estaba definida y regulada a través de los ritos” (Morris y Thompson). La política de los banquetes, la manipulación de la hospitalidad comensal, era el medio para definir las relaciones de poder relativo y el estatus en contextos sociales y políticos. La producción y el consumo de chicha también tuvieron un rol económico a través del uso de movilizaciones laborales de grupos de mita orientados a institucionalizar el banquete político.


Las principales conclusiones sobre el trabajo de Dillehay es que, en efecto, los banquetes, ya sean de forma ritual o política, era un elemento importanteen la economía política y la interacción entre varios grupos en la búsqueda de soluciones a los problemas sociales entre estos. También que el uso de estos mecanismos de control estatal condujeron a un aumento en las relaciones asimétricas, políticas y económicas, en el interior del Estado inka. Llegando ademas a la conclusión de que el uso de la producción de chicha es probablemente una tradición andina bastante antigua y que los inka reelaboraron y expandieron para beneficiar las metas de su Estado.
En el último parrafo de su ensayo, Dillehay da crítica a distintos puntos de analisis sobre el Estado inka. Uno de duchos punto es el esquema de analisis usado para el Estado inka (enfoque centro-periferia) es un enfoque limitado e inapropiado para estudiar los temas de cambio cultural dentro de este. También que “un medio complementario importante de investigación consiste en estudiar las características específicas de los objetos importados y consumidos, en vez de tratarlos como importaciones genéricas estatales exóticas o productos de riqueza o prestigio, como se ha hecho anteriormente.” Finalmente, Dillehay refiere que se debe promover la articulación de una perspectiva regional sobre la economía política del colonialismo inka, que examine procesos de cambio tanto en su dimensión temporal como en la espacial.


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