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20 años de Democracia Argentina



Balance de 20 años de Democracia argentina

Miembro de la Mesa de Estudios Culturales y Sociales
Instituto de Estudios y Formación de la CTA (IEF)

  Para intentar dar cuenta de estas transformaciones podemos dividir la historia argentina reciente en tres grandes capítulos:
a) la dictadura militar que se extiende entre 1976 y 1983,
b) la transición democratica entre 1983 y 1990,
c) la postransición que se extiende entre 1991 hasta nuestros dias.
 
      a) Mas alla de las causas que precipitaron el golpe militar de 1976, este no fue un episodio político pasajero. No se trató de una interrupción mas dentro de la vida política argentina. La dictadura militar transformó a la sociedad argentina en sus distintos planos económico, social, político y cultural. En el terreno económico la política del Ministro Martínez de Hoz, 1976-1980, inaugura la transnacionalización de la economía argentina al abrirla al comercio exterior sin protecciones en un plazo muy breve. Los sectores productivos que sostuvieron una economía industrial sustitutiva, liviana, de bienes de consumo masivo, orientados hacia el mercado interno, basado en pequeñas y medianas empresas que tomaban gran cantidad de mano de obra, de la noche a la mañana se vieron expuestos a una competencia que no pudieron sostener. Muchos de ellos recurrieron a préstamos y terminaron, quebrando y transfiriendo su propiedad a grandes conglomerados que absorbieron sus mercados. El resultado fue unaconcentración de la propiedad productiva y dentro de ella una reducción de los sectores industriales en relación con los sectores de servicios. Se abre una etapa de hegemonía de sectores orientados al mercado externo, vinculado con capitales transnacionales basicamente financieros. En este período, las quiebras de los capitales privados son absorbidas por el Estado que de este modo ve enormemente incrementada la deuda externa. Estos cambios económicos dejaran a la estructura social argentina en una situación inédita: el capital se concentra y centraliza, se vuelve predominantemente financiero, comienza una redistribución negativa del ingreso –totalmente encontrada con lo que el peronismo había distribuido tradicionalmente-, aumenta el número de pobres, la pobreza existente se vuelve mas profunda, comienza a crecer el desempleo. Esto afecta las bases de sustentación política tradicional del peronismo: el ala sindical del movimiento trabajador. 


      Estos cambios se dieron en condiciones políticas de silenciamiento y opresión del movimiento obrero. La represión política de este período fue la mas sangrienta que conoció la Argentina, con un saldo enorme de desaparición de personas, torturas y constantes violaciones de los derechos humanos. Este caracter violento fue dejando completamente aislada a la dictadura militar que apeló como última instancia a recuperar las islas Malvinas para reconstruir su legitimidad. En esa guerra que duró dos meses –abril a junio de 1982- los militaresarriesgaron lo poco que les quedaba. El fallido intento dio origen a una nueva apertura política. El saldo fue muy complicado para los que con el tiempo asumirían el poder: una sociedad dividida por el terrorismo de estado, condiciones económicas negativas para la mayoría de la población, una deuda externa que se ponía como un cerrojo para el desarrollo económico. 
      b) El pueblo argentino se reencuentra con la democracia en octubre de 1983 y en esas elecciones triunfa una UCR renovada que apunta a resolver los problemas dejados por la dictadura. La carga evidentemente era muy pesada. El nuevo presidente, el Dr. Raúl Alfonsín se encontraba impulsado por la idea de una recuperación sustentada en expectativas muy amplias. Con él la democracia aparecía como la solución magica . No tardó en llegar la desilusión cuando fueron surgiendo fracasos, imposibilidades y obstaculos difíciles de superar. 
       Alfonsín constituyó una comisión para investigar los abusos cometidos por el gobierno militar. El informe llamado “Nunca Mas” reunió las pruebas que luego se presentaron en el juicio que se les inició a las Juntas que comandaron el Gobierno Militar. Las Fuerzas Armadas, sobre todo el Ejército, después del Juicio a las Juntas, retornaron a la actividad política con movimientos sediciosos que obligaron al Dr. Alfonsín a pactar para mantenerse en el poder, traicionando de esta manera al todos lo que tenían depositadas esperanzas en su mandato. Esto echó por tierra buena parte de su legitimidad queasí quedó debilitada. 
      En el terreno económico las cosas no fueron mejores: su intento de restaurar políticas redistributivas llevó en diversas ocasiones a que recibiera el rechazo de los grandes grupos concentrados que iniciaron corridas cambiarias, subas masivas de precios, desabastecimientos, etc. Alfonsín se encontró encerrado en recetas que lo llevaron al fracaso. Su política en materia de deuda externa lo fue bloqueando y aislando progresivamente. Los episodios hiperinflacionarios de 1989 aceleraron su caída y la entrega anticipada del poder a los representantes del peronismo que habían ganado recientemente las elecciones. Estos sucesos han quedado sellados en la conciencia de los sectores medios y populares de las grandes ciudades. En medio de un caos extendido los radicales debieron abandonar el poder antes de completar su mandato, aunque pudieron transmitir el poder a otras autoridades surgidas del voto por primera vez en casi cincuenta años.
      c) En julio de 1989, el Dr. Carlos S. Menem asume la Presidencia de la República con una herencia peor que la recibida por su antecesor. Menem de origen peronista, gobierna con matices ligados a la codicia personal y al ansia de poder, termina aplicando medidas totalmente opuestas a la doctrina y a la tradición que describió su propio partido. Asume el poder en un país casi sin rumbo y practicamente ingobernable. Rapidamente toma todas las decisiones que lo llevaron a disolver focos de conflicto: a los militarescondenados los indulta –completando las concesiones que ya había hecho Alfonsín por medio de las leyes de Punto Final y Obediencia debida-; a los sindicalistas les entrega el control de sus obras sociales a cambio de un paz social controlada -basicamente que eviten las huelgas-; a la hiperinflación la detiene con el Plan de Convertibilidad Cambiaria, atando el destino del peso al del dólar estadounidense; a los distintos sectores de la población los conforma con distintas facilidades, a los sectores populares con políticas sociales compensatorias y clientelismo político, a los sectores medios con la estabilidad de la moneda y un dólar barato, que permite el acceso al crédito y a ciertas ventajas del consumo internacional. Esto se solventó con la llegada masiva de capitales a los que se les dio todo tipo de facilidades para la obtención de ganancias extraordinarias, se sostuvo con una política generalizada de privatizaciones y con el veloz crecimiento del endeudamiento externo. El resultado de esta política profundizó los efectos que había generado la política económica iniciada durante la dictadura militar por su ministro de economía Martínez de Hoz. 
      Menem gobernó entre 1989 y 1995 y llegando al final de su mandato se empeñó en gobernar un período mas. Para ello debió impulsar la reforma de la Constitución -que introdujo la posibilidad de la reelección presidencial y redujo los períodos de seis a cuatro años y recobrar a cualquier precio una legitimidad que parecía perderse día a día.Diversos pactos con la oposición política, con sectores militares y sindicales, pero basicamente con los sectores económicos que se beneficiaron con la privatización de las empresas del estado y con una clase media que se encontraba atrapada por el endeudamiento en dólares, llevaron a través del temor a una devaluación drastica y violenta, a una reelección de Menem para el período 1995-1999. Los recuerdos de la hiperinflación estaban latentes todavía en la memoria colectiva del pueblo argentino. El radicalismo pierde fuerza y no constituye una opción, porque había que continuar con el mismo modelo y eso lo garantizaba plenamente Menem y la fuerza que comienza a crecer es un frente de agrupaciones disconformes de origen peronista y de centroizquierda que se opone tajantemente al modelo y que queda en segundo lugar disputandole al peronismo y al radicalismo una importante cuota de poder. Pero Menem sigue en el poder y profundiza el modelo económico generado por el ministro Domingo Cavallo y continuado por el sucesor Roque Fernandez. 
       La artificial paridad 1 a 1 del peso con el dólar se fue mostrando inviable a medida que pasaba el tiempo: dicha política estaba sumiendo a la Argentina en una profunda recesión económica, que complicaba enormemente la situación de los sectores postergados y, poco a poco, incluso a aquellos que se habían beneficiado con las primeras políticas de Menem. Con un dólar barato, importar era muy barato, producir y competir contra los bienes importadosdentro del mercado interno, algo casi imposible. Argentina solo podía exportar bienes primarios provenientes del agro y del sector energético. Su mayor mercado, el Brasil, ayudó a equilibrar una balanza comercial con grandes dificultades estructurales. Allí se notaron los enormes problemas estructurales de un crecimiento económico fomentado en un modelo semejante. En los últimos dos años de su mandato, sin empresas o bienes por privatizar, el gobierno de Menem se sostuvo en el único recurso disponible: el endeudamiento externo.  
      Con la crisis muchas industrias comenzaron a cerrar sus puertas y a dejar legiones de trabajadores desempleados. Al mismo tiempo las empresas privatizadas, en pos de mayores margenes de lucro, comenzaron también a generar desocupados, lo que hizo que el índice de desempleo alcanzara rapidamente los dos dígitos: poco a poco esto se transformó en disconformidad con el Gobierno. Allí comienza a hacerse evidente la movilidad de clases descendente, algo inconcebible para la historia argentina: la clase media, que siempre caracterizó a la sociedad argentina, empieza lentamente a deteriorarse y a empobrecerse.  Menem consiguió fijar su imagen a la de la paridad con el dólar, como único respaldo y garantía, lo cual trajo nuevamente los fantasmas de la devaluación y la amenaza de expropiaciones que estaba por detras.  
      Este es el contexto en el que se dan las elecciones y se fija el marco de acción política futura. Para dichas elecciones se constituye unaAlianza entre la UCR y el Frepaso cuyo objetivo central consistió en alejar al menemismo y sus posibles continuadores del poder. Por el otro lado, como continuidad pero también con serios distanciamientos se constituye la fórmula del Partido Justicialista. Eduardo Duhalde es el candidato del PJ y tiene entre sus objetivos cambiar el modelo económico, basicamente, la convertibilidad 1 a 1. La Alianza tiene una propuesta centrada en evitar la corrupción y dice poco sobre la convertibilidad aceptando implícitamente que no la cambiara.  
      Entonces, un debilitado peronismo en el poder y dividido internamente afronta unas elecciones que lo conducen a la derrota, ante la Alianza compuesta por una UCR débil que se fortalece con el aporte del Frepaso, un frente que fue creciendo sobre la base de una férrea oposición y el aporte de sectores disidentes con el peronismo menemista. De este modo la Alianza gana las elecciones. Con esta situación el gobierno de la Alianza llega al poder en condiciones poco favorables: una alianza política reciente de partidos con historias e intereses muy distantes, provincias e intendencias adversas, una camara completamente opositora y otra con una pequeña mayoría circunstancial.   
      El nuevo presidente asume una herencia muy complicada: una deuda externa agobiante, una situación social dispuesta a estallar en cualquier momento  -pobreza creciente, desempleo, subconsumo popular-, un estado al borde de la quiebra, una situación de estancamiento económico dedos años sin interrupciones. La situación política tampoco es favorable: el gobierno es estructuralmente débil. Se suma a ello una particular característica del entorno presidencial: vacilaciones, cambios de rumbo, baja capacidad de sustento de las decisiones, ausencia de proyectos. Estos factores se potencian los unos a los otros generando una atmósfera de quietismo, nuevas desilusiones y una creciente impaciencia en distintos sectores de la sociedad. Esto lleva a disidencias internas marcadas en el seno del gobierno que conducen a la renuncia del vicepresidente Alvarez y con el tiempo a una ruptura de la Alianza. El presidente De la Rúa va quedando aislado por sus propias decisiones mientras pierde el ya débil sustento político que lo llevó al poder. Contradiciendo todas las posturas que había defendido en la campaña preelectoral se acerca a los sectores que sostuvieron al menemismo. También se aleja de su propio partido refugiandose en un entorno casi familiar, desoyendo las advertencias que una y otra vez provinieron de sus antiguos aliados. El resultado fue un debilitamiento institucional casi completo, un gabinete de extrapartidarios ligados mas al menemismo que a la Alianza, entre los que Cavallo tomó las riendas de la política económica, con lo cual se profundizó hasta sus últimas consecuencias el modelo económico que se había perfilado desde la política de Martínez de Hoz.  
       En diciembre de 2001 la combinación de la crisis financiera con la crisis política, en elcontexto de una intensa movilización social, impulsaron la caída del gobierno de la Alianza dos años antes de concluir su mandato, y su reemplazo por un gobierno provisional dispuesto por el Congreso dentro del marco constitucional, presidido por un miembro del hasta entonces principal partido de oposición, el Partido Justicialista. Entre sus primeras medidas el nuevo gobierno dispuso la suspensión de pagos de los servicios de la deuda externa, apoyado por la asamblea parlamentaria. Este gobierno duró apenas una semana y finalmente el Congreso dispuso un nuevo gobierno provisional también presidido por un miembro del PJ.
Luego de las jornadas de diciembre de 2001 y de la seguidilla de presidentes que le sucedieron sólo el aparato peronista de la provincia de Buenos Aires fue capaz de asumir el poder y contener la irrupción de masas que estalló a fines de 2001. Es necesario señalar aquí que la crisis de diciembre de 2001 estimuló el desarrollo de los movimientos sociales surgidos previamente como los piqueteros, trabajadores de empresas recuperadas e impulsó también otros nuevos como las asambleas barriales. Todos estos movimientos habían nacido a mediados de los ’90 al calor de las luchas contra el modelo neoliberal de exclusión social. El tema de los movimientos sociales no puede si no ser solamente soslayado aquí por razones de espacio, pero exigiría un trabajo aparte. Es en este contexto que en enero de 2002 asume Duhalde la presidencia en un momento de fuerte inestabilidad política.Una de las primeras medidas de su gobierno fue la salida de la convertibilidad con la consecuente pesificación.
Con el reparto masivo de la asistencia social a dos millones de desempleados mediante el Plan Jefes y Jefas, institutido en mayo de 2002, la canalización judicial y la apertura gradual del corralito, el gobierno logró conjurar el peligro de nuevos levantamientos del hambre y aplacar la furia de las clases medias expropiadas.
Al mismo tiempo la devaluación de la moneda y la caída salarial abrieron un 'nuevo horizonte' para las fracciones de la burguesía nacional que apoyaron la transición duhaldista. Los sectores mas beneficiados de esta burguesía fueron los ligados a la exportación.
Por último, la salida del gobierno de Duhalde mediante elecciones y la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia abre otra etapa del proceso democratico.
La apretada síntesis que hemos esbozado sobre los veinte años de democracia nos permite concluir que la democracia argentina después de haber atravesado por un largo y sinuoso camino no es mas que una democracia formal por los resabios que ha dejado la dictadura militar y los años de neoliberalismo económico cuyo modelo de desigualdad e injusticia social dejó una sociedad fragmentada y empobrecida. Queda aún mucho por hacer para reconstruir en este país, esencialmente injusto y desigual, una democracia que sea pluralista y participativa donde, parafraseando una célebre consigna, no haya ni un solo hogar por debajo de la línea de pobreza.


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