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Colombia en el planeta



Al final de su relato Los funerales de la Mama Grande, Gabriel García Marquez puso en labios de su narrador una reflexión singular: Sólo faltaba entonces que alguien recostara un taburete en la puerta para contar esta historia, lección y escarmiento de las generaciones futuras, y que ninguno de los incrédulos del mundo se quedara sin conocerla Allí sugiere que la historia debería ser contada en primer lugar por sus protagonistas y sólo después por los especialistas; que la historia, antes de convertirse en densos volúmenes, sea elaborada primero como cuento, casi, se diría, como chismorreo de vecinos, en esas tardes largas y espaciosas en que las gentes comunes gozan amonedando en palabras los dramas y las maravillas del pasado y del presente.


Esta actitud hacia la historia es natural en una cultura que siempre encontró en los hechos cotidianos el tema de sus canciones, que supo exaltar las situaciones mas comunes en símbolos perdurables. Como esos maestros de Gabo, los juglares vallenatos, Colombia necesita convertir hoy las agitadas circunstancias de su historia reciente en intensos relatos y en cantos conmovidos, para que no se olviden los dolores y los heroísmos de esta época tremenda, y para que el relato mismo sea a la vez balsamo y espejo, que nos permita dejar de ser las víctimas y empezar a ser los transformadores de nuestra realidad.




Como ha escrito Harold Bloom hablando de la cultura contemporanea, nuestra desesperaciónrequiere el balsamo y el consuelo de una narración profunda. Esto es valido para los individuos y para los pueblos. Que las personas mayores, a las que una cultura frívola relega y olvida, siendo los portadores de la experiencia y la única vía al futuro, nos cuenten cómo fueron estos campos hace seis o siete décadas, antes de que comenzara el viento cruel que dio origen a las ciudades modernas; que nos cuenten cómo se formaron estas ciudades a las que todavía hoy vemos crecer ante nuestros ojos. Que esos dos millones de desplazados que han llegado a ellas y que han hecho, como quería Fernando Gonzalez, el viaje a pie por el territorio, refieran la historia reciente del país y puedan elaborarla ayudados por los lenguajes del arte. Que narren, que pinten, que actúen, que filmen, que canten la historia heróica y peligrosa de todos estos años. Que transformen su tragedia en enseñanza y en sentido para todos. Siempre existió en el país esa destreza y ese regocijo con el lenguaje que hizo de los pobladores de los campos narradores extraordinarios. Y los recursos múltiples del arte nos permitiran pronunciar el conjuro, convertir los recuerdos privados en múltiple memoria compartida.



La conferencia comenzó con una especie de “segunda carta de latierra” (la primera se hizo en la conferencia de Estocolmo), contiene 27 principios los cuales estaban destinados a la preservación del medio ambiente de la tierra.

También hubo una declaración de principios para un consenso mundial respecto de la ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques de todo tipo, el cual carece de fuerza jurídica obligatoria propia. Los cuales reafirman la soberanía del estado sobre sus recursos forestales y el desarrollo casi ilimitado de comerciar a escala internacional los productos derivados, con el compromiso de proteger las riquezas de los bosques.

En esta conferencia se encuentras dos convenios internacionales (los cuales tienen fuerza jurídica obligatoria); el primero de ellos fue el convenio de las naciones unidas sobre el cambio climatico, asociado al efecto invernadero y a toda la contaminación asociada con el hombre, es decir, la contaminación que nosotros provocamos con nuestro desarrollo, especial mantente producidos por la quema de combustibles fósiles; el segundo es el convenio sobre la diversidad biológica, los principios mas importantes son: la afirmación de que la conservación de la diversidad biológica constituye un interés común de la humanidad, la consideración de sus componentes como un recurso natural sometido a la soberanía del Estado territorial, el condicionamiento del acceso a los recursos biológicos de un país al previo consentimiento del Gobierno del mismo, lanecesidad de realizar transferencias de tecnología a los países en desarrollo en vistas a la mejor explotación de los recursos naturales biológicos, la participación justa y equitativa de los Estados Partes en los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos y la obligación de los países desarrollados de proporcionar recursos financieros nuevos y adicionales para que los países en desarrollo puedan sufragar íntegramente los costos incrementales que entrañe la aplicación del Convenio.

Agenda 21

Finalmente, se aprobó el Programa 21, con un plan de acción tendiente al logro del “desarrollo sostenible” para el siglo XXI.

Se trata de un conjunto de documentos, sin valor jurídico obligatorio, cuyo objetivo es el logro del desarrollo sostenible mediante la conciliación del desarrollo económico, y la protección del medio ambiente,; constituyendo un extenso estudio con 40 capítulos, divididos en cuatro secciones, con mas de 2500 recomendaciones practicas.

Cada uno de los cuatro capítulos del Programa 21, traza los objetivos, las actividades y los medios necesarios para lograr el objetivo del desarrollo sostenible, en las respectivas areas de actuación.

Pero hay un pequeño detalle, la agenda 21 abarca problemas globales, por lo cual algunos países hicieron una agenda 21 local, que como el nombre lo dice es una agenda 21 destinada a un solo país, así es mucho mas eficiente ya que solo trata temas de la importancia del país.

Hoy los colombianos somos víctimas de los tres grandes males que echaron a perder a Macondo: la fiebre del insomnio, el huracan de las guerras, la hojarasca de la compañía bananera. Vale decir: la peste del olvido, la locura de la venganza, la ignorancia de nosotros mismos que noshizo incapaces de resistir a la dependencia, a la depredación y al saqueo. La exuberante Colombia parece haber perdido la memoria, parece haberse extraviado en su territorio, como esos personajes de Rivera a los que se tragó la selva, y parece haber perdido toda confianza en sí misma, hasta el punto de no creer que haya aquí ninguna singularidad, ninguna fortaleza original para dialogar con el mundo. Es, por supuesto, una mala ilusión, porque el mundo sabe, a veces mejor que Colombia misma, que el país esta lleno de originalidad y de lenguajes vigorosos. Pero es necesario que Colombia lo sepa también.


Que sepamos todos de dónde salieron esos bambucos que hoy se siguen haciendo en Veracruz y en Tabasco, esas cumbias que resuenan por las playas del Caribe, esos currulaos enardecidos del Chocó, esos vallenatos traviesos de Escalona, de Leandro Díaz y de Alejo Duran, que ahora se escuchan en Buenos Aires y en Madrid, en Guadalajara y en Río. Hoy Gabriel García Marquez llena con su elocuencia embrujada la vida de incontables personas en todos los rincones del planeta, Fernando Botero puebla con sus irónicas estampas tropicales bañadas de luminosidad renacentista los museos del mundo, y por muchas razones distintas buenas y malas los colombianos y el nombre de Colombia se hacen sentir cada vez mas en los escenarios de la historia contemporanea. Pero el país vive en peligro y necesita encontrarse consigo mismo a través de un dialogo inusitado con el mundo.


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