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Benito Menni y la asistencia psiquiatrica en España en el siglo XIX





Informaciones Psiquiatricas - Primer trimestre 2000. Número 159

La Psiquiatría en España en el siglo XIX y los centros
fundados por Benito Menni
Manuel Martín Carrasco
Psiquiatra
Director Médico
Clínica Psiquiatrica Padre Menni (Pamplona)
y Centro Hospitalario Benito Menni (Elizondo, Navarra)

RESUMEN
Este trabajo trata sobre la obra de San Benito Menni y su repercusión sobre el desarrollo de la asistencia psiquiatrica en España en el siglo XIX. Benito Menni fue un sacerdote italiano, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, nacido en Milan en 1841. En 1867 vino a España para restaurar su Orden, que había desaparecido del país a causa de la turbulencia social y política de la época.




Desde 1881 a 1903, Menni desarrolló su labor restauradora, fundando 14 hospitales psiquiatricos. También fundó la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, especialmente dedicada a la atención de enfermas psiquiatricas.


La labor de Menni dio lugar a la creación de la primera red asistencial en el campo de la salud mental en España, ante la falta de interés de la Administración. Al desarrollar centros propios, los religiosos hacían posible una atención al enfermo basada en los principios de la hospitalidad cristiana y en los progresos de la ciencia médica. El éxito de la obra de Menni puede atribuirse a la combinación de una gestión financiera y de personal acertadas, así como a una política institucional de establecer conciertos con las DiputacionesProvinciales para hacerse cargo de la asistencia de los enfermos de la Beneficencia pública.

Los hospitales seguían un modelo mixto, atendiendo a enfermos públicos y privados. En cuanto al tratamiento, los centros estaban organizados de acuerdo con el sistema Moral, destacando la practica de la terapia ocupacional entre los métodos terapéuticos. La dirección de los establecimientos se dividía entre los superiores religiosos, encargados de la gestión de personal y de las tareas administrativas, y los directores médicos, que se ocupaban de los aspectos médicos y asistenciales.


Palabras clave: San Benito Menni; España; siglo XIX; Atención Psiquiatrica; Hospital Psiquiatrico; Hermanas
Hospitalarias; San Juan de Dios; Orden Hospitalaria.

ABSTRACT
This article deals with the work of St. Benito Menni and its bearing upon the development of psychiatric services in
Spain during the 19th century. Benito Menni was a Roman Catholic priest belonging to the Hospitaller Order of
Saint John of God, born in Milan (Italy) in 1841. In 1867 he came to Spain to restore his Order of which very little
was left by the middle of the century as a result of social and political upheavals.
From 1881 to 1903, Menni carried out his restoration, setting up fourteen psychiatric hospitals. He also founded
the Congregation of the Hospitaller Sisters of the Sacred Heart of Jesus, intended to care for mentally impaired
women.
The work of Menni resulted in the first network of private asylums for the insane in Spain because of the lack of
interest on the part of theAdministration on mental health problems. Promoting their own establishments, the
Religious Orders secured a care based upon the principles of Christian charity and medical advances. The succes
was due both to an adequate management of manpower an economic resources, and a policy of making
agreements with Provintial Authorities to provide care for the poor mentally infirm.
The asylums followed a mixed model, private and non-paying patients being admitted. As far as treatment was
concerned, the hospitals were organized according to the Moral system, outstanding occupational therapy among
other therapeutic methods. The management of the hospitals was shared between priors, concerned with
personnel management and administration, and clinical directors, doctors taking care of medical aspects.
Key words: St. Benito Menni; Spain; XIXth Century; Psychiatric Care; Psychiatric Hospital; Hospitaller Sisters; St.
John of God; Hospitaller Order.


Existen datos suficientes para afirmar que durante siglos, desde la fundación de los primeros hospitales psiquiatricos en los estados de la península ibérica en el siglo XV, la atención al enfermo mental en estos países se había caracterizado por un trato humanitario y digno, basado en un espíritu caritativo, lo que contrasta vivamente con las descripciones de lo que sucedía en Europa por la misma época.


Algunos autores, comoEspinosa, han defendido incluso que en el siglo XVIII se dieron las condiciones en España para que se hubiera podido desarrollar el movimiento asistencial conocido como psiquiatría asilar, puesto que ya entonces:


• El loco era reconocido como enfermo.
• Los ingresos en el hospital se hacían con certificado médico.
• Existían un buen número de instituciones dedicadas a la atención de enfermos mentales, incluyendo
casas para dementes y departamentos para dementes en hospitales generales.
• La situación asistencial era notablemente mejor que en el resto de la Europa transpirenaica, incluyendo,
por ejemplo, el uso extendido de la terapia por el trabajo.

LA PSIQUIATRÍA DE LA ILUSTRACIÓN
La psiquiatría nació como rama especializada de la patología en el siglo XVIII, en el contexto de la medicina ilustrada. El factor mas importante para su aparición fue un cambio radical de los médicos y de la sociedad en su conjunto ante la enfermedad mental y el trato que se dispensaba a los que la padecían.

Este cambio condujo a una reforma profunda de las instituciones y asilos para dementes, que se inició en Inglaterra para extenderse posteriormente al resto de Europa durante los siglos XVIII y XIX, aunque de manera incorrecta suele citarse a Pinel como el iniciador de este movimiento. La clave de los cambios consistía en la adopción de un sistema de cuidado médico de los enfermos mentales basado en la eliminación de las medidas de fuerza y en el trato humanitario a los enfermos, en la línea de lo que se denominó desde entonces moral management otratamiento moral.
Sí cabe atribuir a los autores franceses, desde Pinel, la conceptualización teórica de la nueva disciplina. La
Psiquiatría de la Ilustración, o Psiquiatría empírica, posee una serie de planteamientos característicos. En primer
lugar, es una psiquiatría de orientación clínica y terapéutica, que descansa en una concepción de la locura como
un fenómeno patológico, la enfermedad mental. Dicha enfermedad mental se atribuye, dentro de una
interpretación naturalista, a un trastorno funcional del sistema nervioso. En segundo lugar, una orientación
metodológica basada en la tradición empirista inglesa, que perseguía el descubrimiento de la historia natural de
las enfermedades mentales mediante la observación de pacientes y su agrupamiento según sus características
comunes.

En tercer lugar, la psiquiatría ilustrada se caracteriza por una concepción etiopatogénica que consideraba agentes
etiológicos de la enfermedad todos aquellos factores que podían perturbar el funcionamiento del sistema
nervioso, entre los que se atribuyó una gran importancia a las pasiones. La locura va a ser considerada como un
extravío de la razón, en la que ésta no puede ejercer su función reguladora de las pasiones, que por lo tanto se
manifiestan sin control alguno.
De acuerdo con estos principios teóricos, la doctrina terapéutica de la psiquiatría empírica (tratamiento moral) se
orientaba a contrarrestar el efecto de las pasiones y a lograr que el paciente recuperara el control racional de su
conducta, empleando una serie de técnicas que seagruparon de forma genérica en el denominado tratamiento
moral. Por primera vez se podía combatir el dogma de la incurabilidad de la enfermedad mental, aunque mas
tarde el fracaso del tratamiento moral abocara al nihilismo terapéutico.

LA ASISTENCIA PSIQUIATRICA EN ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
La situación prometedora de la asistencia psiquiatrica en el siglo XVIII cambió bruscamente durante la primera
mitad del siglo XIX. Este período se caracterizó en España por una extraordinaria convulsión política y social,
salpicada de explosiones bélicas, como consecuencia de la pugna entre el Antiguo Régimen y el creciente auge
de la burguesía liberal. Las consecuencias de esta agitación para la asistencia sanitaria en general, y para la
psiquiatrica en particular, fueron nefastas.

Podemos señalar una serie de factores concretos que pueden explicar la ruina de la asistencia psiquiatrica en
España durante este período.


La crisis económica general
España vivió una continua crisis económica durante el primer tercio del siglo XIX, como consecuencia de las guerras napoleónicas y la independencia de las colonias americanas. Esta crisis afectó extraordinariamente al funcionamiento de los hospitales y otros establecimientos asistenciales.
El estado y las instituciones públicas carecían de recursos para atenderlos, y los recursos propios de los centros habían sido enajenados por las medidas de desamortización. Los manicomios se vieron particularmente afectados por esta situación, ya que ante la falta de tratamientos eficaces, la calidad asistencial dependía por
entero sobre el trato humanitario a los pacientes, y éste se hacía insostenible por la falta de recursos.
Las medidas desamortizadoras
Las primeras leyes desamortizadoras se promulgaron ya en 1798.
Posteriormente, ya entrado el siglo XIX, se
produjeron dos oleadas desamortizadoras, impulsadas por Mendizabal (1836 y 1841) y Madoz (1855).
Las
medidas desamortizadoras acarrearon un proceso de decadencia imparable de las instituciones de beneficencia.
La venta forzosa de los patrimonios afectó a la autonomía económica de los centros, así como a la practica de la
laborterapia —fundamentalmente realizada en faenas agrícolas—, redundando en un deterioro de las condiciones
de vida de los enfermos.
La supresión de las órdenes religiosas
Las medidas anticlericales se iniciaron durante el reinado de José I, y siguieron promulgandose con distintas
alternativas según la tendencia política en el poder hasta la Restauración. Tuvieron su auge con la ley de
Abolición de 1836, que supuso la exclaustración de cerca de 50.000 religiosos.
En el campo asistencial, las medidas anticlericales afectaron a las órdenes dedicadas especialmente a la atención
a enfermos, especialmente a la Orden de San Juan de Dios. Aunque respetada por las leyes, en virtud de la
importancia concedida a sus fines sociales, la rama española y portuguesa de la Orden Hospitalaria conoció un
período de decadencia que condujo a suextinción en 1850.
La intolerancia política
La posición liberal en el terreno político adoptada por muchos de los profesionales de la medicina condujo a un
buen número de ellos al exilio, con lo que las nuevas ideas psiquiatricas, provenientes de Francia, y susceptibles
de ser consideradas sospechosas para el absolutismo, no penetraron en España hasta bien avanzado el siglo.
Conforme avanza el siglo, y ante la deplorable situación asistencial, se van produciendo intentos de mejorar la
situación de los enfermos mentales, a través de actuaciones promovidas por la Administración del Estado y por
iniciativas individuales.
Las primeras corresponden a su vez a varios tipos. En primer lugar, se llevaron a cabo estudios para conocer la
situación de la asistencia a los enfermos mentales, que resultaron en la Estadística General de Dementes de
1848. También se llevaron a cabo iniciativas de tipo legislativo, como la Ley de Beneficencia de 1849. Esta ley
afirmaba la responsabilidad del Estado en la asistencia a los alienados, y se comprometía a construir una red
pública de seis manicomios modelo por todo el país. Pero el único establecimiento construido fue el Manicomio de
Leganés, que no respondía a su supuesto caracter modélico.

Las iniciativas individuales corresponden por una parte a una serie de médicos alienistas, como Peset y Vidal, Pi
y Molist o Zacarías Benito, que denuncian la situación de los establecimientos públicos. Por otra parte, y ante la
escasa oferta asistencial desde el sector público, se inicia la apertura de centrosprivados, ubicados generalmente
en Barcelona o Madrid o en la zona de influencia de estas ciudades. Se caracterizaban por su pequeño tamaño, y
por estar dirigidos por médicos que actuaban movidos por un sentido filantrópico y con un funcionamiento basado
en el tratamiento moral o en las doctrinas del non restraint, versión anglosajona de aquél. Entre ellos podemos
citar el Manicomio de San Baudilio (Pujadas, 1853), el Manicomio de Nueva Belén (Giné y Partagas, 1857) o el
Sanatorio de Carabanchel (Ezquerdo, 1877).

La incapacidad de la Administración Central para soportar la asistencia a los enfermos obligó a derivar el peso de
la atención a las Diputaciones Provinciales. Pero éstas carecían de los cuantiosos recursos necesarios para la
construcción y mantenimiento de los centros.
Por lo tanto, quedaba abierto un espacio para la iniciativa privada
que supo aprovechar extraordinariamente Benito Menni.

LA OBRA DE BENITO MENNI
No es el momento de efectuar un repaso de la biografía de Benito Menni. Baste recordar su origen italiano, su
nacimiento en 1841, y su incorporación a la Orden Hospitalaria en 1860.
En 1867, Menni es enviado a España por el General de la Orden, Giovanni Alfieri, para proceder a la restauración
de la Orden de San Juan de Dios en España, según el plan trazado por el propio Alfieri. La misión de Menni se
ceñía en principio a la fundación de un asilo de niños en Barcelona. Una vez fundado, las convulsiones políticas
de la época llevaron a Menni por distintos lugares de España y Francia durante los siguientes años.Finalmente, en 1875, una vez pacificado el país, y coincidiendo con la etapa de la Restauración borbónica, Menni
inicia la etapa fundacional de su actividad, que se prolongaría hasta 1903.
Pese al fracaso de su primera fundación psiquiatrica, la Casa-Asilo de Escoriaza (Guipúzcoa), Menni consiguió en
los siguientes años dar cima a una extraordinaria labor fundacional, que podemos ver reflejada en la figura 1 y en
la tabla I.

Un aspecto sobresaliente al estudiar la obra de Menni es cómo pudo llevarla a cabo en tan breve espacio de
tiempo, y en un campo, la asistencia a los enfermos psiquiatricos, en la que el Estado se había encontrado con
obstaculos insalvables. Menni llegó a España en 1867, y cuando deja el cargo de provincial, en 1903, se había
erigido una organización extendida por España, Francia, Portugal y Méjico, que cuenta con 24 establecimientos, y
en la que son atendidos varios miles de enfermos, especialmente pacientes psiquiatricos.
La tabla I muestra los centros fundados por Menni entre 1875 y 1903, indicando si la Orden encargada eran las
Hermanas Hospitalarias o los Hermanos de San Juan de Dios, el año de fundación. El total de centros fundados
fue de 14, aunque cuatro de ellos tuvieron que abandonarse mas tarde. La figura 1 muestra en ordenadas el
número de centros y en abscisas los años. Un calculo de frecuencias muestra que el ritmo de fundaciones fue de
una cada 1 años, aunque existe un período delatencia inicial, que corresponde a la fundación de las casas
matrices de Ciempozuelos. Esta fase de latencia no significa que no se fundaran establecimientos, pero éstos
eran centros no psiquiatricos, especialmente asilos para huérfanos.
Existen datos que sugieren que los beneficios
obtenidos de los asilos eran reinvertidos en los centros psiquiatricos, lo que explicaría el decalaje en la frecuencia
de fundaciones.


La actividad fundacional global arroja un resultado de una fundación cada 0,8 años. La actividad sufrió una caída
importante a partir de 1890, coincidiendo con el final de las circunstancias favorables de la época de la
Restauración.
En cuanto a la distribución geografica de las fundaciones, podemos apreciarla en la figura 2. Podemos apreciar la
concentración de fundaciones en torno a las zonas mas populosas e industrializadas —Madrid, Barcelona, País
Vasco—, lo que resulta lógico, dado que en estas zonas se producía también la mayor demanda asistencial.

La obra fundacional de Menni puede considerarse como la creación de la primera red de atención psiquiatrica en
España. El conjunto de los Centros se define apropiadamente como una red asistencial, ya que todos los
establecimientos compartían una misma organización clínica y administrativa; los principios que inspiraban la
atención al enfermo, basados en el concepto de la hospitalidad cristiana, eran idénticos, y existía permeabilidad
de personalentre los centros.

En cuanto a la repercusión asistencial de la obra de Menni, puede analizarse comparando las estadísticas
generales de dementes de 1879 y 1919, período de tiempo que se circunscribe bastante bien a nuestro período
de estudio.
La estadística de 1879 recoge un total de 3.790 enfermos, ingresados en 26 centros distintos, de los que 7 tenían
un caracter privado. La Orden de San Juan de Dios poseía un único establecimiento, el de Manicomio de
Ciempozuelos, con una capacidad de 25 pacientes (0 %). En 1919, de un total de 11.325 enfermos ingresados
a cargo de la Beneficencia, 4.195 (37%) lo estaban en establecimientos de las Órdenes. Por lo tanto, el 55,6% de
las plazas psiquiatricas de nueva creación entre 1879 y 1919 puede ser atribuido a los resultados de la obra
fundacional de Menni.
La fundación de centros en la obra de Menni no seguía un proceso al azar. Por el contrario, se daban una serie
de pasos o fases bien caracterizadas, en los que se resolvía los problemas comunes a toda fundación.
Las fases
consistían en:

Estudio de necesidades asistenciales y ubicación.
• Dotación de los recursos financieros y de personal necesarios.
• Desarrollo y puesta en marcha de proyectos concretos.

Menni demostró una gran habilidad y capacidad administrativa para resolver estos problemas. En cuanto al
estudio de necesidades, la vinculación de las Órdenes Hospitalarias a la asistencia psiquiatrica, aunque avalada
por la tradición de los Hermanos de San Juan de Dios, vino determinada por las graves carencias queexistían en
la atención a los enfermos mentales en España. Menni supo detectar estas carencias, y tuvo el gran sentido de la
oportunidad de unir la restauración de la Orden de San Juan de Dios y la fundación de la Congregación de
Hermanas Hospitalarias con una tarea asistencial que aunaba las posibilidades de desarrollo con la demanda
social. Para la ubicación de los establecimientos, Menni tenía en cuenta factores como la proximidad a los
núcleos de población, la salubridad del terreno, las comunicaciones, o las posibilidades como foco vocacional.

Uno de los temas mas interesantes en torno a la tarea fundacional de Menni es cómo pudo resolver los
problemas de recursos financieros y de personal tan importantes que se le presentaron.
En cuanto a la
financiación, la tabla II recoge las fundaciones psiquiatricas hasta 1903, especificando la procedencia de los
fondos empleados para las inversiones.
Las fuentes de financiación han sido clasificadas en donación
institucional y propia, atendiendo a la procedencia mas importante en cada caso.
En una primera fase, desde 1875 a 1885, la fuente principal de financiación provenía de las donaciones, gracias a
la habilidad de Menni para rodearse de un círculo de benefactores, y de la postulación. Posteriormente, entre
1885 y 1892, coincidiendo con un período en que la actividad de los religiosos se hace conocida, y las
Corporaciones públicas les reclaman para encargarles la atenciónde los enfermos psiquiatricos a su cargo, la
financiación de las fundaciones se hace bajo patrocinio institucional. Por último, la financiación se hace con
recursos propios, con el ejemplo elocuente de la compra de San Baudilio.
En esta última fase, Menni instituyó
sociedades mercantiles anónimas, representantes de los intereses de cada Orden, con los objetivos de adecuar
las operaciones financieras de los institutos a las normas legales y de asegurar las propiedades de los religiosos
ante los vaivenes políticos y sociales.
Para conseguir los recursos de personal necesarios, Menni desarrolló una campaña vocacional basada en las
relaciones con miembros del clero, que orientaban vocaciones religiosas hacia las Órdenes Hospitalarias, y en la
labor propagandística de los religiosos postulantes en sus recorridos por el país. Pese al déficit crónico de
personal, especialmente de religiosos aptos para desempeñar puestos de responsabilidad, la admisión de
aspirantes seguía un procedimiento de selección, en la que las características mas apreciadas eran el espíritu
religioso y la capacidad de trabajo. La formación técnica sanitaria se adquiría posteriormente, dentro de los
propios establecimientos.
Excepto en casos concretos, como San Baudilio o el Instituto de Carabanchel Alto, los establecimientos no nacían
como proyectos ultimados y completamente definidos. Por lo general, se construían o adaptaban edificaciones
para satisfacer las necesidades de puesta en funcionamiento, y posteriormente se realizaban ampliaciones según
el desarrollodel centro.
Este sistema permitía no excederse en las inversiones iniciales, y adecuar las
ampliaciones a las necesidades reales de crecimiento de los centros.

En cuanto al modelo de centro, ya desde la fundación de Escoriaza, Menni opta por un tipo mixto de centro, con
una parte privada, dedicada a enfermos pensionistas, otra pública, concertada con las Diputaciones y una tercera
integrada por enfermos sin ninguna cobertura económica, sostenidos caritativamente por las Órdenes. En
España, este tipo de organización ya tenía un precedente en el San Baudilio de Pujadas.
En general, los centros eran propiedad de las Órdenes. Aunque entre 1875 y 1903 se aceptaron centros en
comisión —los Manicomios de Zaragoza y Valencia—, a la larga fueron abandonados.
Este modelo de centro
propio fue adoptado por Menni a semejanza de los establecimientos que la Orden Hospitalaria regentaba en otros
países de Europa.
Las ventajas sobre otras formas de participación religiosa en la asistencia psiquiatrica —por
ejemplo, el adoptado por las Hermanas de la Caridad, en los que los religiosos no eran los propietarios de los
Centros— consistía en la libertad de acción para aplicar una atención que combinara los progresos en el campo
médico con los principios de la caridad cristiana.
El estatuto jurídico de los centros correspondía al de establecimientos de la Beneficencia Particular, acogidos a la
ley de 1849.
La organización de los centros correspondía a una clara separación de funciones entre los religiosos
encargados de las tareas administrativas,gerenciales y de la política institucional, y de los directores médicos,
encargados de la labor facultativa.
En el aspecto asistencial, los establecimientos seguían el modelo moral tanto para la distribución de los pacientes
como para la organización de las actividades terapéuticas. Es muy probable que Menni aprendiera este sistema
de organización de los manicomios que los hermanos poseían en Francia, durante su exilio entre 1870-1872, ya
que en una de sus cartas, acerca de la primera fundación psiquiatrica, escribía
«Nuestra Corporación tiene muchos y magníficos establecimientos para dementes en Francia,
Bélgica, Italia y otros puntos, y yo estuve en varios de ellos; así es que estamos acostumbrados a
ellos»
Parece, por lo tanto, que Menni se inspira en los centros psiquiatricos que la Orden tenía en Europa, y mas
específicamente en Francia.
Esta provincia de la Orden, reconstruida por la labor de Pablo Magallón a partir de
1823, había basado precisamente su desarrollo en la construcción de establecimientos psiquiatricos, por lo que
este ejemplo pudo muy bien inspirar a Menni. Hay que recordar que este interés por la asistencia psiquiatrica era
específico de la rama italiana de la Orden Hospitalaria, ya que los establecimientos de la antigua rama española
habían estado orientados preferentemente a la medicina militar o a la cirugía.
Según el cuadro clínico, los pacientes estaban divididos en secciones de agitados, semitranquilos y
convalecientes.
Cada una de las secciones estaba encargada a unos religiosos custodios, dirigidospor otros
religiosos enfermeros, que acompañaban al médico en la visita y recogían y hacía cumplir las prescripciones
facultativas.
La separación por sexos era estricta, siguiendo no solamente los principios del tratamiento moral
sino las reglas propias de las Órdenes Hospitalarias.


Entre las actividades terapéuticas que se realizaban en los establecimientos se encontraban la hidroterapia, las
medidas higiénicas, la dieta, y la terapia ocupacional, según las normas del tratamiento moral. El trabajo de los
pacientes constituía ademas una fuente de ingresos para los establecimientos.

Durante la etapa fundacional de Menni, los sistemas ideológicos imperantes en la Psiquiatría española provenían
de la escuela francesa, y los primeros directores de los establecimientos estuvieron adscritos a estas tendencias.
A la hora de seleccionar el personal médico para sus establecimientos, Menni atendía en primer lugar a
características basicas como la capacidad de trabajo, la dedicación a los pacientes, el pragmatismo y el sentido
común, dejando en un segundo lugar la formación técnica psiquiatrica. Ello condujo a que los primeros directores
de los centros procedieran de campos ajenos a la psiquiatría, por lo general de la medicina general.

Los Manicomios de las Órdenes fueron acusados en su época de relegar a la dirección médica a un segundo
plano. Las acusaciones se basaban especialmente en los informes de las comisionesinspectoras de
Ciempozuelos de 1888 y 1910.
Reproducimos un parrafo significativo del informe final de la comisión de 1888:
«la Comisión ha deducido que San Baudilio es un establecimiento que ha venido formandose
poco a poco, bajo una dirección científica, con espíritu amplio, con buen sentido arquitectónico y
con cierto gusto artístico que conviene mucho al lugar donde ha de residir una población que sufre
las tristezas y dolores de la locura; y que Ciempozuelos tiene fundamentalmente una dirección
religiosa, un espíritu de sobriedad conventual, ningún gusto artístico y una marcada reminiscencia
del antiguo asilo del loco, que precisa cambiar radicalmente, buscando nuevas y mas científicas
aspiraciones si ha de responder cumplidamente a esos organismos hoy tan bien estudiados,
registro de tantas conquistas y materias de tantos y tan obligados perfeccionamientos que se
llaman manicomios».
La validez de estas afirmaciones ha sido asumida por algunos autores actuales, para los que los manicomios de
la Iglesia habrían sufrido una contradicción permanente, como «instituciones pensadas para la aplicación de una
ciencia especial y previstos para ser dirigidos por un alienista cuyo papel se acercaba al de Dios, pero obligados
al mismo tiempo a servir los intereses temporales y espirituales de la religión».
Sin embargo, la correspondencia de Menni revela un interés creciente por inculcar a los religiosos la primacía de
los principios médicos y técnicos en la asistencia a los enfermos, y por acrecentar la calidad técnica y científica delos centros. En consonancia, Menni experimentó una notable evolución en cuanto a la consideración de la
importancia de la figura del médico, por lo que la segunda generación de directores de los establecimientos esta
formada por alienistas de prestigio. Paralelamente, la importancia del director médico dentro de la configuración
de los centros va creciendo, de nuevo en concordancia con el papel crucial atribuido al director dentro de los
planteamientos del tratamiento moral.
Para concluir, hay que resaltar que la colosal tarea que hemos descrito no fue una tarea en solitario. Menni contó
con la ayuda y el apoyo tanto de sus superiores en la Orden, en especial el Padre Alfieri, como de sus
subordinados y colaboradores, que exhibieron una capacidad de trabajo y sacrificio enormes. Sin embargo, opino
que las decisiones fundamentales en cuanto a la dedicación primordial a la asistencia psiquiatrica, el modelo de
Centros a desarrollar, la ubicación de los mismos, y a la política institucional de los mismos, fueron tomadas por el
mismo Menni, por lo que puede afirmarse que, sin su actuación, el desarrollo de las Órdenes Hospitalarias en
España, o no se habría producido, o habría seguido un curso diferente. En consecuencia, también la historia de la
asistencia psiquiatrica en España habría sido diferente.


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