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Residuos radiactivos



RESIDUOS RADIACTIVOS

Los residuos radiactivos se pueden clasificar de muy diversas maneras en función de sus características, como por ejemplo, su estado físico (es decir si son gases, líquidos o sólidos), el tipo de radiación que emiten (alfa, beta o gamma), el periodo de semidesintegración (vida corta, media o larga), y su actividad específica (baja, media, alta).

Es normal verlos clasificados en residuos de baja, media y alta actividad y, aunque en algunos paísesse gestiona cada tipo por separado, en España se hacen sólo dos categorías: los de baja y media actividad por un lado y los de alta por otro.

Sin duda alguna, las actividades relacionadas con las centrales nucleares generan la inmensa mayoría de los residuos radiactivos. En concreto, la totalidad de los residuos de alta actividad y un 95% de los residuos de baja y media actividad. El resto de actividades en investigación, en la medicina son de menor importancia en cuanto a volumen de generación de residuos se refiere, por lo que se les considera 'pequeños productores'.



Los residuos de baja y media emiten radiactividad durante periodos de tiempo que pueden llegar a centenares de años.

En España, actualmente, los residuos de baja y media actividad se almacenan en las propias centrales nucleares y en el cementerio de El Cabril, en Córdoba, lugar que no goza de características para ello, al tratarse de una zona sísmica, con un tipo de roca inadecuada y estar en cabecera de cuenca hidrográfica. Esto último implica que, al producirse un escape de radiactividad, ésta se vería transportada a través de los arroyos y ríos que son afluentes del Guadalquivir hasta zonas densamente pobladas como Sevilla.

Los residuos de alta actividad tienen una problemática aun más complicada. Emiten radiaciones durante miles y miles de años (hasta millones de años) y tienen una toxicidad muy elevada.

Cementerios nucleares en profundidad

Un cementerio nuclear en profundidad sería, en pocas palabras, una instalación que se construiría a varios centenares de metros de profundidad, en unaformación geológica, donde se encerrarían los residuos radiactivos, en un teórico intento de que éstos quedaran definitivamente aislados del medio ambiente y los seres humanos.

A pesar de todas las barreras de ingeniería, la industria nuclear reconoce que la seguridad a largo plazo del almacenamiento dependerá principalmente de las barreras naturales. Esto significa que, finalmente, la validez de todo el sistema de almacenamiento profundo para lograr el aislamiento teóricamente eficaz de los residuos radiactivos depende fundamentalmente de utilizar sistemas naturales, es decir formaciones geológicas, altamente fiables

Una de las cuestiones radica, pues, en saber si existen esas 'formaciones geológicas altamente fiables' para este propósito, lo cual es muy dudoso, puesto que la Naturaleza nunca se ha tenido que enfrentar ante sustancias tan sumamente peligrosas y persistentes como las creadas por el empeño atómico del ser humano.

Hay toda una serie de opiniones en contra de este concepto de gestión de los residuos. Para muchos científicos y técnicos no vinculados directamente a la industria nuclear, la opción de almacenamiento de residuos bajo tierra no es un método seguro, ni fiable, de inmovilizar y aislar los residuos nucleares del medio ambiente.

Otra idea básica sobre almacenamiento de residuos en profundidad es que debe evitarse la intrusión humana, por lo que se planea como un vertido hermético, que una vez cerrado no requerirá posterior intervención humana. Esto supone un grave problema, puesto que de esta manera sería imposible recuperar un contenedor quetuviese fugas.

Así pues, la industria nuclear, por una parte, no puede ofrecer garantía alguna de que la roca que aloje los residuos podrá contener la radiactividad que emitan éstos, y por otra, admite que todas las barreras construidas por el hombre para este tipo de almacenamiento fallarán en un lapso de tiempo muy inferior al periodo en el que los residuos nucleares se mantendrán peligrosamente radiactivos.

Aunque la radiactividad de los residuos enterrados pueda tardar cierto tiempo en alcanzar el medio ambiente, existen otros riesgos, mucho más inmediatos, de accidente: los derivados del transporte de los residuos hacia el cementerio, su preparación en las instalaciones y los relacionados con el vertedero en sí mismo.

Ningún vertedero nuclear es seguro. Al menos tres cementerios para residuos de baja actividad ya establecidos en los Estados Unidos han sufrido fuertes fugas. La planta piloto WIPP (Waste Isolation Pilot Plant), en Carlsbad (Nuevo México, EE.UU.), construida por el Departamento de Energía de los Estados Unidos para el almacenamiento en profundidad de los residuos de alta actividad generados por la fabricación de armas atómicas, ha experimentado intensos problemas geológicos, incluso antes de ser abierta.

La oposición social a este tipo de almacenamientos es en cualquier parte muy elevada. Ante esta situación, y también por motivos económicos, la industria nuclear se ha planteado en numerosas ocasiones la idea de transferir esos desechos a países del Tercer Mundo donde crear cementerios nucleares en los que almacenar los residuos radiactivos de variospaíses. Este es el caso de los proyectos de 'cementerio común' de ámbito regional elaborados por el OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica).

Con frecuencia, se buscan 'terceros mundos' dentro de cada país. Las comunidades pobres, poco cohesionadas socialmente, con bajo nivel socio-económico y cultural son a menudo las víctimas propiciatorias de la industria nuclear, al tener, en principio menor capacidad de organización para hacer frente a los planes de la industria de albergar un cementerio nuclear en su territorio.


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